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Ciudad Acuña, Coahuila, México | 17 de Noviembre del 2024

Una mujer

Carta de Manuel Arango Arias, Abril 2012

En la historia de México, desde sus inicios hasta la fecha, ninguna mujer ha logrado alcanzar el poder para conducir el gobierno del país. Sin embargo, son ya muchas las naciones en el continente americano que han elegido mujeres para presidir sus gobiernos. Tal es el caso de Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Chile, Haití, Nicaragua y Panamá.

Hoy, habiendo triunfado recientemente en las elecciones de su partido, una mujer con grandes cualidades ocupa el segundo lugar entre las preferencias electorales, según muestran las principales encuestas del país, y surge la posibilidad de que, por primera vez en la historia, ella pueda obtener el triunfo que la llevaría a ocupar el cargo más alto de la nación.

Sin embargo, algunos intentan desvirtuar sus méritos atribuyéndole estereotipos y banalidades como su debilidad física, entonación de voz, corte de pelo, estatura y otros detalles que no son determinantes ni influyen en la capacidad de la persona para destacar y cumplir con éxito el cargo propuesto.

Pobres de nosotros si para ocupar el papel que desempeñamos en la vida, hubiéramos tenido que someternos a rigurosos perfiles físicos de talla, altura, raza, color de ojos, fuerza física y belleza de facciones. Sin duda tendríamos menos diputados y senadores, lo cual no estaría mal, pero también se habrían quedado en el camino maestros, médicos, científicos, músicos, jueces, obreros, padres de familia y muchos más, por no alcanzar las expectativas físicas y carecer de ese sobrevaluado carisma que en ocasiones cautiva pero no garantiza la solidez, compromiso y valores de la persona.

El carácter, la voluntad, la honestidad, la generosidad, la trayectoria y la vocación de servicio requieren de un análisis mas profundo que todos debemos hacer si queremos elegir con responsabilidad a quien deba conducir el país durante los siguientes años.

Con los riesgos que ello implica, pero consciente de mis palabras, escribo estas líneas que me comprometen, y cuya intención es manifestar aquello en lo que creo, con el deseo de motivar tu reflexión seria antes de ejercer el voto en esta próxima contienda electoral.

Fui adherente del Partido Acción Nacional en la pasada elección presidencial y voté por Felipe Calderón, pero nunca he militado en ningún partido, ni es mi intención hacerlo. Mi voto es por las personas y no por los partidos, a los que considero muy distantes de la ciudadanía y sus demandas, preocupados y ocupados más bien por sus propios intereses. Voté por Andrés Manuel López Obrador para Jefe de Gobierno del Distrito Federal en julio del año 2000. Es cierto también que posteriormente me aparte de sus posiciones extremas, por considerarlas ilegales e irrespetuosas de las instituciones y de las personas que las representan.

Hoy, mi voto está decidido a favor de Josefina Vázquez Mota porque la conozco y la admiro y porque creo en su capacidad, su voluntad, su honestidad y vocación de servicio. También por que ella representa mi deseo de ver a una mujer alcanzar el poder máximo de la nación, convencido de notables cualidades de genero que pueden llegar a superar las del hombre, como lo han probado mas de 50 destacadas estadistas en diversos países del orbe entre las que se encuentran Corazón Aquino, Michelle Bachelet, Indira Gandhi, Golda Mier, Angela Merkel, Mary Robinson, Dilma Rouseff y Margaret Thatcher.

Como empresario ocupado también desde hace muchos años con temas de la sociedad civil y las organizaciones ciudadanas, conviví en muchas ocasiones con Josefina Vázquez Mota como Secretaria de Desarrollo Social, incluyendo una gira en situaciones precarias y de emergencia con motivo del huracán Isidoro en Yucatán y Campeche. Ahí pude comprobar su energía, compromiso y carácter, habiendo permanecido en medio de la devastación, angustia y reclamo de la población, para dar continuidad a los programas de ayuda y atención a los miles de afectados.

Así mismo, seguí de cerca su actuación en la Secretaría de Educación Pública, donde a pesar de enormes presiones mantuvo una posición firme, logrando avances importantes con el sindicato e impulsando temas que se han vuelto hoy prioritarios.

Como Coordinadora del Grupo Parlamentario de su partido en la Cámara de Diputados también demostró fuerza y poder conciliador con la oposición, habiendo llegado a ocupar la presidencia de la Junta de Coordinación Política de la misma Cámara.

Me une a Josefina un gran aprecio y merecido respeto por sus múltiples logros que, a base de trabajo, honestidad, compromiso e inteligencia, le han permitido alcanzar los altos cargos que ha ocupado, habiendo sido la primera mujer en ocupar la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Social y de la Secretaría de Educación Pública. Al mismo tiempo, ha formado una familia unida, manteniendo con orgullo su limpia trayectoria, siempre fundamentada en el trabajo y los valores.

En lo personal, considerando mi edad, no busco ni pretendo recibir algo a cambio, sino solo hacer lo posible por que México progrese bajo un liderazgo capaz, honesto y conciliador que nos una en vez de dividirnos, y lograr así un país más igualitario donde impere la ley, mejore la educación, se atienda la salud y todos obtengan la oportunidad de trabajo que merecen.

Estoy convencido de que Josefina es la persona que podrá guiar a México durante los próximos seis años, en un gobierno de coalición que apruebe las reformas necesarias para lograr un crecimiento económico que se traduzca en bienestar para todos. Josefina debe ser considerada por méritos, propios, haciendo a un lado intrigas, descalificaciones y rumores mal intencionados con fines destructivos pero sin fundamento.

Ejerce el poder de tu voto y evita que otros lo hagan por ti al abstenerte o anular tu derecho a elegir. Opta por quien te inspire confianza y basa tu criterio en el análisis serio de la persona, su conducta a través de los años y su honestidad.

Finalmente, sólo deseo pedirte, si consideras que estas palabras tienen algún valor, las hagas llegar a otras personas y te sumes a la tarea de luchar por el México que todos queremos legar a nuestros hijos. Tu esfuerzo, opinión y voto pueden hacer la diferencia.

Etiquetas: carta, Josefina Vazquez Mota, manuel arango, una mujer


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