¿Por qué se ha popularizado tanto el fútbol en Estados Unidos?
Casi todos los niños en Estados Unidos juegan en ligas infantiles
Estados Unidos está a punto de ocupar su espacio en la comunidad mundial del fútbol. La única pregunta es: ¿Está el mundo listo? Franklin Foer es el autor del libro How Soccer Explains the World: An Unlikely Theory of Globalization (Cómo explica el fútbol el mundo: una extraña teoría de la globalización) y es editor de la revista The New Republic (La Nueva República). Este artículo es un extracto de la publicación en línea You Asked.
El fútbol es uno de los grandes negocios del mundo. Los jugadores se compran y se venden a precios tremendos; los derechos de televisión para transmitir los partidos cuestan miles de millones de dólares; todas las grandes marcas mundiales quieren agregar su nombre a este fenómeno. Esto, desde cierto punto de vista, es una oportunidad que Estados Unidos debe aprovechar con ambición. Sin embargo, ¿dónde están los estadounidenses?
Durante varias generaciones Estados Unidos ha sido la curiosa excepción a la manía mundial por este hermoso juego. Claro, los estadounidenses han tenido momentos entusiastas con el fútbol, como cuando trajeron a Pelé a jugar con el equipo Cosmos de Nueva York. Sin embargo incluso aquel experimento terminó mal, y la Liga de Fútbol de América del Norte se desvaneció sin pena ni gloria en 1984.
Los estadounidenses no estaban solamente resistían pasivamente el encanto del juego. Durante un tiempo, incluso eran hostiles a este deporte. Uno podía sintonizar una emisora deportiva en la radio y escuchar los chistes despreciativos sobre el fútbol, describiéndolo como una incursión comunista en nuestras costas. En la década de 1990, el representante Jack Kemp, que una vez se presentó como candidato para la nominación presidencial del Partido Republicano, habló en el hemiciclo del Congreso para denunciar el deporte diciendo: “se debe hacer una distinción entre el football americano, que es democrático y capitalista, mientras que el fútbol es un deporte europeo y socialista.” O como escribió un columnista del diario USA Today: “Odiar el fútbol es más estadounidense que el pastel de manzana, conducir una camioneta, o pasar el sábado por la tarde pasando de un canal de televisión a otro con el control remoto”.
¿Por qué hubo esta animosidad tan amplia a este deporte? Para entender esta historia hay que tomar en partes la sabiduría popular sobre Estados Unidos. Tradicionalmente, Estados Unidos exporta su cultura al mundo por medio de cosas como películas de Hollywood, la serie Baywatch [Los vigilantes de la playa] y McDonalds. Esas fuerzas son simplemente irresistibles y arremeten contra todas las culturas locales que encuentran. Evidentemente hay alguna verdad en esa, pero esa no es la historia en su totalidad.
En los deportes, Estados Unidos tiene sus propias costumbres y culturas, desarrolladas aisladamente del resto del mundo. Jugamos al béisbol y tenemos nuestra peculiar versión propia del football. Estos juegos son en mucho parte del tejido de la vida estadounidense, un vehículo para la transmisión de valores y patrimonio que se transmite de generación en generación. También se ven amenazados por la llegada del fútbol.
Casi todos los niños en Estados Unidos juegan hoy día en ligas infantiles, una moda que claramente se produce a expensas del béisbol. Las tasas de espectadores de televisión del béisbol se han reducido con el tiempo por muchas razones, pero no en una medida pequeña, debido a lo que el fútbol infantil significa para la Liga infantil de béisbol, una apertura crítica para la creación de nuevos seguidores. Estos crecientes montones de chicos que persiguen los balones los sábados por la mañana han venido acompañados de varias décadas de inmigración del mundo que juega al fútbol – una combinación demográfica que ha hecho que Estados Unidos se convierta en la oportunidad de crecimiento más prometedora para el futbol en el planeta.
En breve, somos testigos de la globalización de Estados Unidos – empresas multinacionales y grandes medios de comunicación están impulsando el éxito del fútbol, incluso si se produce a expensas de nuestros pasatiempos nacionales. Este tipo de transiciones siempre son dolorosas y siempre provocan reacciones de enfado. Pero estas reacciones no durarán mucho. Puede que el fútbol ya haya superado un obstáculo cultural. Los jugadores estadounidenses han empezado a entrar en los filas de equipos europeos. La compañía Walt Disney, dueña de ABC y ESPN, tiene fuertes inversiones en la promoción de este deporte. Sus redes de televisión emiten la Copa del Mundo de manera espectacular y ahora emiten semanalmente los partidos de la primera división de Inglaterra. Multimillonarios estadounidenses han descubierto la oportunidad económica que este deporte representa. En años recientes, han adquirido acciones de equipos como Manchester United, Arsenal, y Liverpool.
Estados Unidos está a punto de ocupar su espacio en la comunidad mundial del fútbol. La única pregunta es: ¿Está el mundo listo?
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