Política exterior de EE.UU. en las Américas para 2010 y más adelante
-Declaraciones del secretario de Estado adjunto ante el Congreso
- 20 de Marzo de 2010
- Por: Nirce Gómez
“Los países de las Américas tienen experiencia, creatividad y talento para abordar estos desafíos, y por medio de caminos colaboramos con estos socios para ayudar en el intercambio de información y compartir las prácticas óptimas que nos benefician a todos”, indicó el secretario adjunto Valenzuela en sus declaraciones ante el Congreso.
Arturo Valenzuela
Secretario de Estado adjunto, Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental
Declaraciones ante la Subcomisión para el Hemisferio Occidental de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes
Washington, DC
10 de marzo de 2010
Oportunidad
A través de alianzas sociales y económicas con los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado, podemos aprovechar las inversiones en los recursos humanos y la infraestructura para hacer que las sociedades sean más competitivas en el ámbito internacional y más inclusivas en el ámbito nacional.
Nuestras iniciativas de diplomacia pública becas, programas de intercambio, programas de aprendizaje de idiomas en el país y otras actividades realizadas por medio de nuestros centros binacionales hacen avanzar estos objetivos y representan una importante rentabilidad de nuestra inversión.
Actualmente estamos explorando las posibilidades de ampliar de modo significativo estos programas. Incluir en la corriente económica principal a los grupos tradicionalmente marginados es un elemento fundamental para el crecimiento económico.
La iniciativa de Caminos hacia la Prosperidad en las Américas, que hemos reorganizado como una plataforma estratégica para el fomento del desarrollo sostenible, la creación de capacidad comercial y la competitividad regional, es también clave para promover un crecimiento económico más equitativo.
Esta iniciativa, que incluye a aquellos países del hemisferio que están comprometidos a mantener economías de comercio y mercado, consta de diversos programas que contribuyen a asegurar que los beneficios del comercio y el crecimiento económico se distribuyan equitativamente entre todos los sectores de la sociedad.
A pesar del crecimiento macroeconómico, la pobreza y la desigualdad de ingresos continúan siendo problemas importantes en este hemisferio. Los países de Caminos comparten el compromiso de fomentar una prosperidad más inclusiva e instituciones democráticas más receptivas.
Los países de las Américas tienen experiencia, creatividad y talento para abordar estos desafíos, y por medio de Caminos colaboramos con estos socios para ayudar en el intercambio de información y compartir las prácticas óptimas que nos benefician a todos.
La secretaria Clinton participó en la reunión ministerial de Caminos la semana pasada y enumeró diversos aspectos que hemos identificado para la cooperación con Caminos.
Entre ellos, la creación de centros de desarrollo de pequeñas empresas, el apoyo a las mujeres empresarias, la modernización de los procedimientos aduaneros, la ampliación de oportunidades para la enseñanza de los idiomas español e inglés; la ayuda a la pequeña y mediana empresa para que reduzcan sus emisiones de carbono; y el fomento del uso de transacciones seguras para ayudar a las pequeñas empresas a tener mayor acceso al capital.
También colaboramos con socios del hemisferio occidental en la lucha contra la pobreza por medio de la Red Interamericana de Protección Social, a la que nuestros líderes se comprometieron a apoyar en la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago en abril del año pasado. El lanzamiento de la Red en la ciudad de Nueva York en septiembre de 2009 fue un acontecimiento importante, pues demostró que el compromiso de los gobiernos y los ciudadanos de las Américas a ayudarse mutuamente logra la justicia social en maneras creativas e innovadoras. Ejemplos de estrategias innovadoras de protección social son las transferencias monetarias condicionales, una idea sencilla que vincula la responsabilidad con la oportunidad.
Continuaremos trabajando estrechamente con países socios como Canadá para fomentar mayores oportunidades en la región. El gran compromiso que Canadá tiene con el desarrollo de Haití tanto antes como después del terremoto así como sus programas en el Caribe, Bolivia, Honduras y Perú, son multiplicadores eficaces de nuestros propios esfuerzos.
También tenemos conversaciones serias con otros países, como España, y con la Unión Europea, que proporcionan considerable ayuda al desarrollo en las Américas.
En particular vemos oportunidades importantes para coordinar nuestros programas de manera más eficaz en América Central, tanto a nivel bilateral como por medio del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
Cuando me reuní en Madrid con mis homólogos españoles el mes pasado convenimos en evaluar y aprovechar estas oportunidades lo antes posible.
Es muy importante también tratar nuestros acuerdos de libre comercio pendientes con Colombia y Panamá.
Estos acuerdos son elementos importantes de la participación económica con las Américas. Como ha dejado sentado el presidente, seguimos estando comprometidos a trabajar tanto con Panamá como con Colombia para abordar los asuntos pendientes, entre ellos las preocupaciones que los legisladores del Congreso y otras partes interesadas esenciales hayan puesto de manifiesto.
Confiamos en que juntos podemos hacer avanzar nuestros intereses y valores por medio de estos acuerdos y nuestra profunda y variada relación tanto con Panamá como con Colombia.
Sostener las oportunidades generadas por el crecimiento económico exige mejorar de manera amplia la cooperación en materia de energía y cambio climático.
La Alianza de las Américas para la Energía y el Clima (ECPA) ayuda a lograr ese objetivo. El Departamento de Estado colabora con el Departamento de Recursos Energéticos para dirigir los esfuerzos de Estados Unidos en la alianza, y nosotros junto con otros gobiernos de la región (Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Perú) hemos desarrollado iniciativas centradas en la eficiencia energética, la energía renovable, la infraestructura, la pobreza energética y los combustibles fósiles más limpios.
El secretario de Recursos Energéticos Steven Chu será anfitrión de una reunión ministerial de ECPA el 15 y 16 de abril en Washington, que contará con la participación de la secretaria Clinton.
En ese foro fortaleceremos aún más las iniciativas de ECPA e identificaremos algunas nuevas. Estamos entusiasmados con las innumerables oportunidades de cooperación con ECPA.
Las alianzas científicas en nuestro hemisferio también encierran la promesa de la oportunidad. El crecimiento económico, el fomento de la seguridad y el desencadenamiento del potencial de los países en desarrollo son inseparables del desarrollo sostenible de nuestros recursos comunes y de la creación de nuestra capacidad para la innovación.
El número de investigadores en la población laboral, las titulaciones de doctorado otorgadas y los gastos de investigación y desarrollo en América Latina están muy por debajo de los niveles de los países de la OCDE.
A pesar de ello, las revistas científicas y solicitudes de patentes han aumentado continuamente en la región, particularmente en Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay. Es vital que se estimule este crecimiento constante y que utilicemos la cooperación científica internacional como forma de crear mayor capacidad.
El aumento de la cooperación en la ciencia cumple con objetivos de desarrollo claves para los países de la región, pero también beneficia directamente la economía de Estados Unidos.
Los países de América Latina y del Caribe no solamente miran a Estados Unidos como líder en sus actividades de ciencia y tecnología, sino que además somos su mayor socio comercial, su mayor fuente de inversión extranjera directa y nuestras universidades son destino de muchos de los mejores y más brillantes estudiantes latinoamericanos.
Invertir en cooperación en materia de ciencia y tecnología en América Latina hoy día fortalecerá nuestras universidades e instituciones de investigación en Estados Unidos, y una vez superada la crisis económica inmediata, ayudará a las empresas estadounidenses a posicionarse en las industrias innovadoras del futuro, desde la energía limpia hasta la biotecnología.
Producir prosperidad y crecimiento económico para algunos de nuestros socios comerciales más fuertes también tendrá un impacto positivo para los exportadores tradicionales de Estados Unidos.
Seguridad ciudadana
La seguridad ciudadana abarca una serie de alianzas similarmente pluridimensionales que agrupan la cooperación y la creación de instituciones para luchar contra la delincuencia transnacional y aseguran una existencia diaria segura para las personas de toda la comunidad interamericana.
A fin de obtener un nivel de aceptación sostenido, es esencial que el público entienda nuestras alianzas de seguridad como una respuesta válida a la inseguridad localizada que encaran (el crimen, la trata de personas, la adicción a las drogas, un medioambiente deprimido, la falta de energía confiable o agua limpia), y no simplemente como un medio de asegurar a Estados Unidos sin importar lo que le cueste a los demás.
Una diplomacia pública robusta desempeña un papel táctico vital en la creación de mayor conciencia respecto a las maneras en que estas alianzas desarrolladas conjuntamente, por ejemplo, con Colombia, Perú, México, América Central y el Caribe, abordan preocupaciones comunes, fortalecen las instituciones y ayudan a crear comunidades resistentes en las que la gente pueda tener éxito.
Nuestra diplomacia también debe destacar ante los públicos todo lo que hacemos a nivel interno para cumplir con nuestra responsabilidad de resolver algunos de los factores claves de la delincuencia transnacional, entre ellos la demanda de drogas y el tráfico ilícito de armas y dinero en efectivo.
Diversas alianzas de seguridad en la región, como por ejemplo la Iniciativa de Mérida, la Iniciativa Regional de Seguridad para América Central (CARSI) y la Iniciativa de Seguridad para la Cuenca del Caribe (CBSI), pretenden fortalecer la capacidad de los socios para luchar contra la delincuencia transnacional, proteger a los ciudadanos y evitar la diseminación de productos ilegales y de violencia en Estados Unidos.
En el proceso, estas alianzas están transformando las relaciones, al lograr mayor cooperación y confianza entre esos países y Estados Unidos, así como entre los países asociados.
Estados Unidos y México han formado una fuerte alianza dirigida a mejorar la seguridad ciudadana y luchar contra la delincuencia organizada y las organizaciones del narcotráfico. En el año 2009, Estados Unidos y México acordaron nuevas metas para ampliar y profundizar la cooperación entre los dos países.
Estas incluyen ampliar el foco de la frontera más allá de la incautación del contrabando para incluir la facilitación del comercio y viajes legítimos; cooperar para crear comunidades más fuertes que resistan la influencia de la corrupción de la delincuencia organizada; desbaratar la delincuencia organizada, e institucionalizar reformas que sostengan el estado de derecho y el respeto por los derechos humanos.
La Iniciativa de Seguridad para la Cuenca del Caribe (CBSI) pretende reducir de forma importante el tráfico ilícito, así como aumentar la seguridad para nuestros pueblos y promover la justicia social. Más que una serie de programas, esta alianza será una colaboración permanente que aproveche y ayude a desarrollar la capacidad de todos para resolver mejor los desafíos comunes e interrelacionados.
Las actividades de la alianza estarán diseñadas de manera que se saque el máximo partido de las sinergias de otros esfuerzos regionales (por ejemplo, Mérida). Bajo la CBSI intentaremos lograr conjuntamente el mayor apoyo posible de socios externos a la región cuando persigamos objetivos clave.
La Iniciativa Regional de Seguridad para América Central (CARSI), en coordinación con la Iniciativa de Mérida y CBSI, fortalece e integra las actividades de seguridad desde la frontera suroeste de Estados Unidos hasta Panamá, incluyendo las aguas litorales del Caribe.
Lo que se desea en última instancia es un hemisferio más a salvo y seguro en el que Estados Unidos también esté protegido de la diseminación de drogas ilícitas, violencia y amenazas transnacionales.
CARSI reconoce un enfoque en etapas para resolver los desafíos que consiste en: la necesidad inmediata de tomar medidas frente al entorno de seguridad que se deteriora a gran velocidad; la exigencia a medio plazo de aumentar las fuerzas civiles de policía y los entes de seguridad y su capacidad de restablecer el orden y aplicar el estado de derecho; y la necesidad a largo plazo de fortalecer el sector de la justicia y otras instituciones del Estado.
En los Andes, la ayuda al pueblo de Colombia para que logre la paz duradera y justa que desea, continua teniendo interés nacional para nosotros, de manera que los sacrificios tan grandes que Colombia ha hecho para lograrla sean irreversibles.
Colombia ha realizado progresos importantes en la reducción de la violencia y los secuestros, en la mejora de los derechos humanos, en la ampliación del estado de derecho y en avanzar el desarrollo social y económico del país. Todavía quedan desafíos importantes incluso en el ámbito de derechos humanos. Continuaremos trabajando estrechamente con el gobierno colombiano para fomentar el respeto a los derechos humanos, asegurar el acceso a la justicia, y poner fin a la impunidad.
También continuaremos colaborando con Colombia para prevenir y responder a las altas tasas de desplazamiento interno, que son inquietantes. La Iniciativa Estratégica de Desarrollo de Colombia (CSDI) es nuestro plan para apoyar el “Plan de Consolidación Nacional” del gobierno de Colombia.
CSDI es un enfoque de todos los estamentos del gobierno que integra la creación de instituciones civiles, el estado de derecho y los programas alternativos de desarrollo en las iniciativas de seguridad y antinarcóticos.
En Colombia, México y demás partes de la región, la Secretaria ha destacado que entendemos que las políticas antidroga para ser eficaces y en colaboración deber basarse en cuatro metas claves a todos los niveles: la reducción de la demanda, la erradicación e incautación, la aplicación justa de la ley y la salud pública.
Para ser sostenible, cualquier ganancia exigirá que las oportunidades económicas y sociales sean lo suficientemente fuertes como para proporcionar alternativas atractivas a la participación en la producción y el tráfico de drogas ilícitas.
Tenemos la tendencia a hablar de las iniciativas de seguridad estadounidenses en la región, pero en realidad estas son en su mayoría actividades conjuntas en lo que se refiere al desarrollo de su aplicación cada vez más plurilateral y de su impacto más multifacético.
A medida que los países fortalecen su capacidad interna para tratar los desafíos de seguridad forjan sus propias alianzas con países vecinos, de manera que la eficacia de los programas se multiplica.
Canadá es un socio cada vez más importante y comprometido en materia de seguridad con los países de la región; México y Colombia comparten capacidad y experiencia críticas; países como Uruguay, Chile y Brasil están demostrando un liderazgo significativo en iniciativas internacionales de seguridad, como MINUSTAH en Haití.
(terminan los fragmentos)
(termina la transcripción)
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