Pionera de la aviación dirigió esfuerzos para avanzar los derechos de la mujer
Por Kathryn McConnell Staff Writer Washington – La Galería Nacional de Retratos de la Institución Smithsoniana en Washington alberga actualmente una exposición de fotografías sobre la vida de Amelia Earhart, una pionera de la aviación que desapareció en 1937 durante un vuelo que cruzaba el Pacífico.
Titulada “One Life: Amelia Earhart”, la exposición celebra el 75 º aniversario de la desaparición de la aviadora. Explica que, además de su pasión por el vuelo y la exploración, Earhart formó parte del cuerpo docente de la Universidad de Purdue en Indiana, donde habló sobre la necesidad de abrir el campo de la aviación y la educación superior a las mujeres.
Presionó al Congreso para que ampliara las oportunidades para las mujeres y redactó artículos sobre los derechos de la mujer para la revista de moda Cosmopolitan. También, diseñó ropa informal femenina que incorporaba tornillos mariposa como botones y rodamientos como hebillas. Debido a que era una mujer muy alta, solía confeccionar sus propios pantalones. Amplió su interés en la aviación poniendo a prueba nuevos diseños de aeronaves para el fabricante Lockheed.
Debido a que fue una de las primeras celebridades de los medios de comunicación, a causa de sus vuelos, Earhart era invitada a menudo a pronunciar discursos sobre la ampliación de las oportunidades para la mujer fuera del hogar, según explicó Frank Goodyear, curador adjunto de fotografía en la Galería Nacional.
“Aprendí que Amelia no fue la primera mujer piloto ni tampoco la mejor mujer piloto”, señaló Goodyear, quien agregó que Earhart tenía un alto perfil público, en parte, porque era muy fotogénica. “Se la ve sonriendo en todas las fotos en las que está en un avión”.
En 1920, Earhart, que nació en Kansas, realizó su primer vuelo con el instructor de vuelo Frank Hawks. En 1921 se cambió de instructor y completó sus lecciones de vuelo con Neta Snook, que en ese momento era la única instructora de vuelo en California, lugar donde entonces vivía Earhart. Poco después, Earhart se compró su primer avión y en el año 1922 batió un récord femenino de altitud de vuelo de 4.267 metros. “Trato de empujarlo lo más alto posible. No sé cómo resultará, pero con el motor, el oxígeno y el tiempo, creo que podremos llegar a 6.096 metros”, dijo en una entrevista en 1931, que se muestra como parte de la exposición.
En 1928 Earhart fue la primera mujer en completar un vuelo transatlántico. Se llevó un frasco de sales que utilizó cuando sentía que se iba a quedar dormida. El espacio dentro del avión Lockheed Vega que pilotó era pequeño, por lo que solo pudo traer unos pocos artículos imprescindibles: una botella de sopa caliente, tres latas de jugo de tomate, un picahielos para abrir las latas, veinte dólares en efectivo y un cepillo de dientes. George Putnam, el editor de Earhart, que acabó siendo su marido, ayudó a organizar el vuelo y también planificó la gira de conferencias posterior.
“Parece que ninguna otra etapa del progreso moderno se las ingenia para mantener semejante medida de romance y belleza, además de utilidad, como la aviación”, dijo Earhart en una entrevista sin fecha que se muestra en la exposición.
En 1929, la aviadora cofundó junto con otras mujeres piloto lo que hoy en día se denomina la Organización Internacional de Mujeres Pilotos, también conocida como Ninety-Nines por el número de miembros que primero integró el grupo. Earhart se convirtió en la primera presidenta de la organización.
Su fama atrajo la atención de Eleanor Roosevelt, quien deseaba aprender a volar. Después de que su marido, Franklin, fuese elegido Presidente y aunque volar no era apto para una primera dama la señora Roosevelt invitó Earhart para una visita. Se convirtieron en buenas amigas y compartían la misma perspectiva sobre los derechos de la mujer y el pacifismo, según explicó Goodyear. Para cumplir parcialmente el deseo de Roosevelt de volar, Earhart la dejó montar en su propio avión.
La muestra One Life: Amelia Earhart permanecerá abierta al público hasta el 27 de mayo de 2013. “Ha sido una exposición muy popular”, dijo Goodyear.
Los restos de Earhart, y de su copiloto Fred Noonan, nunca fueron encontrados tras su desaparición en 1937. “Es uno de los grandes misterios sin resolver del mundo”, concluyó Goodyear.
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