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Ciudad Acuña, Coahuila, México | 05 de Noviembre del 2024

Mensaje del Rector de la UNAM José Narro Robles, ante diputados en el Congreso de la Unión en sesión solemne en el 100 aniversario de esta casa de estudios

-la UNAM es parte de la historia de México, dijo

México, D.F. 22 de septiembre del 2010. El Rector de la UNAM, Dr. José Narro Robles acudió a la sesión solemne del Congreso de la Unión, en el marco del 100 aniversario de esa casa de estudios, donde dio un mensaje a los diputados, a México y al mundo:

foto y texto cortesia de la UNAM

foto y texto cortesia de la UNAM

“Mis primeras palabras son de agradecimiento. Muchas gracias al Congreso de la Unión por la iniciativa; gracias, por este reconocimiento a la Universidad de la Nación. A todos los grupos parlamentarios de las cámaras de Diputados y de Senadores, a las presidencias de las mesas directivas, a las juntas de Coordinación Política, a todas y todos nuestros legisladores, por mi conducto la comunidad universitaria les expresa nuestra gratitud. Para nosotros, esta ceremonia tiene un valor inapreciable.

La Universidad de México es parte de la historia del país. Es una institución que ha cambiado en concordancia con las transformaciones de la nación. Esta fue su historia en el virreinato, en el convulso siglo XIX, esta es su historia en el centenario que ahora celebramos.

El proyecto definido por Justo Sierra creó una institución fundamental para que México se modernizara; para que el México de antes de la Revolución, transitara al México de hoy. Por ello, creo que con justeza se puede afirmar que la nación mexicana no sería la misma sin su Universidad, como igualmente se puede sostener que la Universidad tampoco sería la misma si no hubiera estado tan estrechamente vinculada a la sociedad de la que es parte, a sus necesidades y anhelos.

El vínculo de la universidad con la nación es la mejor muestra de la razón que Justo Sierra tenía al pensar que México necesitaba una institución liberadora, capaz de darle emancipación mental, una institución que le diera sustento a su modernización y progreso material.

Justo Sierra fundó una Universidad para todo el país. Una institución que no ha sido una simple transmisora de conocimiento, sino una verdadera educadora. Como él quería, en los últimos cien años la Universidad Nacional ha apoyado al país en su desarrollo. Mucho es lo que la Universidad Nacional ha aportado en la prestación de servicios, en lo económico, en la expansión de la infraestructura, en la ciencia, en el desarrollo tecnológico, en la cultura, en la política. Por ello, con orgullo y satisfacción podemos decirle a nuestro fundador: maestro Justo Sierra: ¡misión cumplida!

La aportación más visible de la Universidad Nacional Autónoma de México al desarrollo del país, consiste en la preparación de millones de jóvenes que han podido estudiar y egresar de sus aulas, tanto del bachillerato como de la licenciatura y el posgrado. La UNAM ha abierto las puertas del conocimiento a jóvenes de todos los estratos sociales, muchos de los cuales han sido los primeros en sus familias en ingresar a la educación superior.

La UNAM es uno de los espacios más importantes del país en el cultivo de las ciencias y las humanidades. Es una casa del pensamiento no sólo mexicano, sino iberoamericano. Ha producido nuevo conocimiento para beneficio de la sociedad a lo largo de sus cien años de existencia como Universidad Nacional; ha contribuido al desarrollo de instituciones de educación superior en México y en otros países. Además de casa de estudios, la UNAM es casa de cultura, de creación y de difusión. A través de sus espacios, la Universidad cumple con su función de extender los beneficios de las culturas mexicana, iberoamericana y universal.

Al tiempo que ha atendido sus responsabilidades esenciales, la UNAM ha realizado muchas otras tareas. Custodia parte de la memoria histórica de México en la Biblioteca y la Hemeroteca nacionales. Atesora numerosas colecciones nacionales y presta servicios invaluables al conjunto del país. Como muestra de esto último, se pueden mencionar los servicios Sismológico y Mareográfico, o el Observatorio Nacional. Junto a lo anterior, también se suman su papel en la conformación del régimen de libertades del país; en el desarrollo de la vida democrática de México; en la preparación de líderes para todos los sectores y en todos los campos del saber y del quehacer humano; así como en la organización y desarrollo de varias de nuestras instituciones.

Reconocemos nuestras insuficiencias y nos esmeramos en superarlas. Sabemos que hay espacio para la mejoría y ahí tenemos un compromiso. Nos alienta permanentemente la posibilidad de progresar en el cumplimiento de nuestros objetivos.

Por nuestro compromiso con los asuntos del país, a los universitarios nos preocupan las condiciones que afectan a México. Sin duda, hoy somos mejores que hace un siglo, pero no hemos llegado a donde queríamos llegar. El verdadero progreso no se puede generar entre la desigualdad y la exclusión, en medio de la ignorancia y las muertes evitables. Tampoco la sociedad puede prosperar ni vivir en paz, con los niveles de inseguridad que nos afectan.

Es hora de reconocer que muchos de nuestros problemas, de los históricos y los derivados del propio proceso de modernización, no tienen solución si seguimos por el mismo camino, si no se efectúan reformas de fondo, si no se ponen en práctica políticas alternativas, si no se imagina y traza un nuevo proyecto nacional.

Requerimos actualizar muchas de nuestras instituciones, para avanzar en la democracia, para fortalecer el federalismo y el equilibrio de los poderes, para estimular el desarrollo económico, para consolidar un verdadero Estado de derecho donde la ley establezca su imperio, pero también, para robustecer la política social. Los nuevos tiempos de México reclaman un diseño renovado de su porvenir y en consecuencia, una reforma integral.

Tenemos que dar el gran salto del México desigual a un México con equidad, solidaridad y justicia social, donde la opulencia y la miseria se moderen, como lo planteó Morelos hace doscientos años. Los derechos sociales para todos los mexicanos son, hoy por hoy, una condición básica para avanzar hacia el país que todos anhelamos. Pero no basta con que dichos derechos se enuncien en el texto constitucional. Debemos avanzar y hacerlos exigibles.
La agenda de México en el siglo XXI debe partir de ese reconocimiento. El nuevo curso de desarrollo debe poner en el centro de su eje a la lucha contra la desigualdad, la pobreza, la exclusión, la ignorancia y la enfermedad. Debemos reconocer que ningún proyecto vale la pena, si no sirve para mejorar las condiciones de vida de la población. Es cierto, en términos presupuestales se debe actuar con responsabilidad, pero no privilegiar políticas en las que es más importante preservar los equilibrios financieros o fiscales, que resolver los desequilibrios sociales o del desarrollo humano de nuestra gente.

Requerimos enfoques que miren al país en el largo plazo. Debemos retomar la confianza en nosotros mismos, cambiar para anticipar los nuevos desafíos. Difícilmente podremos avanzar en este sentido si no damos la debida prioridad a la educación, a la ciencia y al desarrollo tecnológico. La actual sociedad del conocimiento está transformando a las sociedades industriales, en sociedades basadas en el conocimiento y la innovación. Ello implica invertir sustancialmente en estos ámbitos.

El progreso en este sentido implica enormes desafíos para naciones como la nuestra. ¿Cómo pertenecer a la sociedad y a la economía del conocimiento en nuestras condiciones? Más allá de la retórica, si no se transforma radicalmente nuestra realidad, quedaremos retenidos en el viejo siglo. No daremos el paso correcto, en tanto destinemos 0.7 del PIB a la educación superior y 0.4 a la investigación. No será posible mientras sólo tres de cada diez jóvenes mexicanos estudien en las instituciones de educación superior. No será viable si no se multiplica, al menos por diez, el número de patentes concedidas a mexicanos.

En estos tiempos en que se tiende a disminuir el valor de la política, es necesario reivindicarla en su sentido originario, de participación de los ciudadanos en los asuntos que interesan a todos, no como un fin en sí mismo, sino como un medio para la realización de propósitos útiles a la sociedad. Es necesario retomar los valores intrínsecos de la política: el diálogo, la negociación, el respeto a las opiniones ajenas y la voluntad de alcanzar acuerdos.

La universidad es una institución académica. Para cumplir con sus fines, debe preservar la libertad de cátedra, de investigación, de expresión y de crítica. Tal libertad implica que la universidad no debe subordinarse ni comprometerse con los intereses emanados del ejercicio de la política. En la universidad caben todas las ideologías, todas las corrientes del pensamiento, ya como objeto de estudio, ya como forma de análisis de la realidad, o como método para lograr que la pluralidad se exprese con absoluta libertad. Sin embargo, en ella no cabe la política que tiene por objeto la obtención del poder. No cabe porque al hacerlo, al tomar parte de una posición, se acabaría con la riqueza que le da su pluralidad.

Soy de los que no tienen duda de que por nuestra universidad pasan las distintas agendas nacionales. Sin embargo, para que esto forme parte de la realidad, quienes coordinamos el trabajo de la comunidad, debemos hacer a un lado las agendas personales, al tiempo que se conserva una sana y responsable cercanía con todas las fuerzas políticas del país, con todos los sectores, con la sociedad entera. El acto que nos convoca, es un ejemplo de ello.
Yo no he escuchado en el Congreso a ningún legislador oponerse a la educación, la ciencia y la cultura. Por el contrario, en la última década, los apoyos adicionales para la educación superior aprobados por la Cámara de Diputados ascienden a 50 mil millones de pesos. Con su decisión, ni las finanzas públicas se desequilibraron, ni se generó un colapso en nuestra economía.
En cambio, con esos incrementos y con los propuestos por el Ejecutivo Federal, la matrícula de la educación media superior y superior aumentó en diez años en más de un millón de alumnos y las universidades se fortalecieron.

Con frecuencia los ciudadanos hemos conocido de acuerdos que toman las fuerzas políticas en el país. Frente a ello nos congratulamos. Nos queda claro que esto se dificulta en los tiempos electorales. Pero tenemos todavía más claro, que no todos son tiempos electorales. De igual forma ha sido posible establecer pactos políticos que en principio parecían improbables.

Hoy quiero, respetuosamente, pedir a esta soberanía que las fuerzas políticas representadas en el Congreso establezcan un gran acuerdo en favor del rescate social que México demanda, del que se requiere para pagar la deuda histórica, del que necesitamos para solucionar los problemas que a Morelos, Juárez o Zapata perturbaban, de esos que a muchos hoy nos agobian.

En particular, les invito a que el compromiso se signifique, en un inicio, con el establecimiento de una política de Estado que incluya la duplicación de la cobertura en la educación superior y el cumplimiento de la Ley General de Educación que desde hace más de cinco años establece el compromiso de asignar el uno por ciento del PIB a “la investigación científica y al desarrollo tecnológico”. De igual forma se deben considerar, la duplicación de los recursos para las artes y la cultura y la aprobación de presupuestos plurianuales en la materia.

Frente al ciclo presupuestal que ya inició, con igual respeto pido a la Honorable Cámara de Diputados que se incrementen los recursos destinados a las universidades públicas federales y estatales, a la ciencia y la cultura, además de que el destinado a la UNAM se mantenga en los términos presentados por el Ejecutivo Federal, que mucho reconocemos. Al hacerlo se fortalecerá a las instituciones y se invertirá en el presente y el futuro del país: en su juventud.

Ni un solo peso de los que requieren la educación superior, la ciencia y la cultura, se debe escatimar a las instituciones correspondientes, pero tampoco un solo centavo del presupuesto se debe distraer de su cometido. Por ello, la transparencia en el ejercicio del dinero público y la rendición de cuentas, son irremplazables y cualquier desvío debe ser sancionado con toda energía.
Hoy que el mundo flaquea en su sistema de valores laicos, hoy que el dinero y los bienes materiales se han convertido en el emblema del éxito, debemos regresar a los principios básicos. ¡Que no se nos olvide!: lo que importa no es lo que la gente tiene en las bolsas de valores. Lo trascendente y apreciable son los valores que los ciudadanos portan.
Estoy seguro que en el horizonte hay un México mejor, más justo, libre y democrático. Un México con mayores oportunidades para la juventud y la niñez; con mejores condiciones de empleo e ingreso para nuestra población productiva; con mayores niveles de dignidad para nuestros adultos mayores; con mejores condiciones de vida para todos. Un México distinto, pero con su Universidad Nacional acompañándole en el trayecto y la misión.

Somos más, muchos más, los que creemos en la Patria, los que sabemos que se puede, los que sostenemos que es posible un cambio de paradigma, sin sobresaltos, pero con un impulso definido hacia el porvenir. El desafío no es sólo crecer en la economía, también y en especial, mejorar la dignidad de los que nada tienen, edificar un verdadero desarrollo humano para todos. Para ello debemos actuar con mayor justicia, al igual que pensar en grande y en el largo plazo.

En nombre de la Universidad Nacional Autónoma de México, reitero mi más sincero agradecimiento al Congreso de la Unión por esta sesión solemne. Quienes formamos parte de la comunidad universitaria, académicos, alumnos y trabajadores, los actuales y los que nos antecedieron, estamos muy reconocidos con aquellos que a lo largo del tiempo han creído y apoyado a la Universidad de México.

Agradecemos también a todos los poderes públicos, al legislativo y al judicial, a los gobiernos municipales, estatales, de la ciudad de México y federal, que han apoyado de muy distintas maneras a nuestra institución. Quiero también expresar nuestro reconocimiento a las personalidades y organizaciones sociales, empresariales, filantrópicas y del más diverso signo, así como a las instituciones académicas afines de nuestro país y de los diversos confines del orbe, por el apoyo y el aliento que han dado a la UNAM.

Por último, no puedo dejar de hacer una mención muy especial a la sociedad mexicana. A esa sociedad nos debemos y por ella nos esforzamos, para toda ella, nuestro agradecimiento.
Ayer señalaba que estos tiempos son oportunos para lanzar vivas a México y a la UNAM, también para reiterar el lema de la Universidad: “Por mi raza hablará el espíritu”.

José Narro Robles

Por su parte, legisladores de los siete grupos parlamentarios representados en la Cámara de Diputados reconocieron el trabajo académico de la Universidad Nacional Autónoma de México que ha impulsado el desarrollo a través de sus egresados en los ámbitos cultural, científico, académico, social y político, al conmemorar los cien años de la creación de la máxima casa de estudios.

En representación del PRI, el senador Francisco Labastida Ochoa, dijo que hoy, en la era del conocimiento, en donde sólo en 30 años se ha duplicado lo que en miles de años previos se había logrado; es indiscutible que sin más investigación y educación de mejor calidad, nuestro país no se desarrollará.

Por lo anterior el senador pidió que ante los grandes retos, se requiere altura de miras, voluntad de decisión, capacidad de acordar, respeto para debatir e inteligencia para encontrar las respuestas. “Se necesita temple para defender las ideas; pero también se necesita temple para aceptar las razones de los otros”, señaló.

Al hacer uso de la tribuna, Labastida Ochoa, aseguró que la Universidad necesita al Congreso, pero también es necesario conocerla más a fondo para apreciarla como se debe. “Tenemos la obligación de apoyarla. México necesita a nuestra Universidad. Sólo con ella tendremos un mejor futuro para nuestra Patria”, sentenció.

Por el PAN, el senador Santiago Creel Miranda, dijo que es tiempo de avanzar en el resguardo y fortalecimiento de la autonomía universitaria, por lo que se deben asegurar los recursos públicos que permitan garantizar el cumplimiento oportuno y eficaz de los fines sociales de la UNAM.

“Es momento de dar un paso más en el resguardo de la autonomía universitaria, la mejor manera de cumplir con ese propósito es fortalecer el actual concepto de autonomía con su último y definitivo componente: el de los recursos públicos”, decretó el legislador. Es hora de resolver ese gran reto, consideró Santiago Creel, lo cual sería la mejor aportación para celebrar su primer centenario, y con ello, “se aseguraría que la Universidad garantice oportuna y eficazmente sus fines sociales”, subrayó el también integrante de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República.

El coordinador del grupo parlamentario del PRD, Alejandro Encinas Rodríguez, aseguró que una universidad fuerte constituye el eslabón que nos permitirá una mejor inserción en la sociedad del conocimiento. “Ahí reside la importancia de la UNAM y el papel que cumple la posición digna y comprometida de sus actuales autoridades que entienden que la institución debe seguir siendo plural y abierta como lo ha sido, manteniendo el carácter público, laico y gratuito de la educación”.

Encinas Rodríguez destacó que su bancada parlamentaria garantizará en el debate del Presupuesto de Egresos de la Federación 2011 que las universidades públicas cuenten con recursos suficientes para gozar de plena autonomía y cumplir con sus tareas docentes, de investigación científica, desarrollo de capital humano y de la fusión de la cultura nacional.

“Por ello, al conmemorar los 100 años de la UNAM no puede reducirse a un acto protocolario de apología y demagogia. Honrar a la UNAM significa realmente un cambio de política, de visión y de proyecto donde las universidades públicas cuenten con recursos suficientes”, dijo.

Al hacer uso de la tribuna la diputada del PVEM, Ninfa Salinas Sada llamó a unir esfuerzos para brindar mayor apoyo a la educación al considerar que es el motor de transformación que ofrecerá bienestar y calidad de vida a la sociedad como un proyecto y una política de Estado.

A pesar de que año con año se ha incrementado el presupuesto a la educación, los resultados en la calidad de desempeño no corresponden a los recursos destinados, por ello indicó que su partido propone mayor apoyo a este sector como única forma de detonar la productividad y la riqueza del país.

Por lo anterior, mencionó que su grupo parlamentario propone otorgar un bono educativo, vincular la formación de los universitarios con las necesidades del sector productivo, realizar evaluaciones a los profesores y apoyarlos en materia laboral. “La UNAM es sin duda una de las grandes fortalezas de nuestro país, que nos ayuda a enfrentar retos y desafíos que se nos presentan como nación”, enfatizó.

En representación del Partido del Trabajo, el diputado Federal Jaime Cárdenas Gracia, señaló que la auténtica celebración nacional es el festejo de los cien años de la Universidad Nacional Autónoma de México, una celebración desde la sociedad, incluyente, horizontal y republicana.

Cárdenas Gracia apuntó que el auténtico festejo del Bicentenario y del Centenario no lo constituyen los fastuosos organizados por un gobierno errático, despilfarrador y sin sentido histórico, pues la auténtica celebración nacional es el festejo de los cien años de la UNAM.

Puntualizó que la UNAM es lo opuesto a cualquier idea de plutocracia y oligarquía, empata con la democracia, la igualdad, la libertad, la tolerancia, el pluralismo, la crítica y la soberanía del pueblo origen y fin de las instituciones. La Universidad, señaló, es antitética con una sociedad basada en diferencias de clase, fundada en la xenofobia, el racismo, el clasismo, la inequidad de géneros y cualquier forma de discriminación.

Por su parte, el grupo parlamentario de Convergencia, a través del senador Luis Maldonado Venegas, señaló que es indispensable reivindicar la educación superior toda vez que una eficiente preparación de los jóvenes les permitirá obtener una superación humana, individual y colectiva, por lo que urgió a atender los llamados para enfrentar los rezagos educativos y brindar un mejor futuro a las nuevas generaciones.

“Ésta es la hora de las decisiones y de los hechos, es el momento en que hable el espíritu y no la retórica, específicamente la Cámara de Diputados para que en materia presupuestal se fortalezca el nivel superior y proyectar el porvenir de México”, dijo. Maldonado Venegas indicó que la educación pública debe ser accesible a todos los mexicanos bajo criterios de calidad y equidad, por lo que el Congreso de la Unión debe brindar mejores políticas públicas para “seguir alentando el futuro de México, fortalecer la educación superior y proyectar al porvenir, la grandeza presente de nuestra alma mater, orgullo de México”.

Al fijar el posicionamiento de Nueva Alianza, su coordinador parlamentario, Reyes Tamez Guerra, señaló que para contribuir al objetivo de la Universidad, que es masificar la educación, se le deben garantizar recursos suficientes, ya que la enseñanza permitirá encauzar y transformar la realidad de la sociedad.

“Para Nueva Alianza conmemorara el centenario es de la mayor relevancia, pero también es una oportunidad para reconocer que la Universidad se reafirma como la gran esperanza para miles de jóvenes que siguen viendo en ella la mejor de sus posibilidades para acceder a una vida más digna, más productiva y más decorosa”, afirmó. Enfatizó que la UNAM en 1970 tenía 106 mil alumnos y que para el ciclo 2009-20010 ha alcanzado la cifra de 305 mil estudiantes.

“A 100 años de su fundación, ha sido protagonista de nuestra historia, formando parte trascendental de la vida política, educativa y cultural de México, la UNAM representa el progreso y civilización de una nación, que continúa buscando hacer de la educación el medio determinante en la lucha contra la pobreza, la inequidad y la marginación”, remató.

Etiquetas: Congreso de la Unión, José Narro, sesión solemne, UNAM


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