EPN: Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
Versión 1a intervención EPN-Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, 280512
MÉXICO, D.F., 28 DE MAYO DE 2012. VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DEL MENSAJE DEL LIC. ENRIQUE PEÑA NIETO, CANDIDATO A LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA POR LA COALICIÓN COMPROMISO POR MÉXICO, DURANTE SU PRIMERA PARTICIPACIÓN ANTE EL MOVIMIENTO POR LA PAZ CON JUSTICIA Y DIGNIDAD, EFECTUADO EN EL ALCÁZAR DEL CASTILLO DE CHAPULTEPEC DE ESTA CIUDAD.
Muy buenos días a todas y a todos ustedes.
Agradezco esta invitación que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad le ha formulado a quienes participamos dentro de esta competencia democrática para recoger lo que sin duda representa una genuina expresión de preocupación, de dolor, de tristeza por los varios testimonios que ustedes aquí han expresado.
Aquí hemos recogido varios testimonios de quienes han vivido episodios de dolor, de tristeza, de pérdida de seres queridos, y que sin duda representa este Movimiento, una viva expresión de lo que lamentablemente viven muchos mexicanos.
No he venido aquí sólo en el ánimo de fijar cuál es mi posición con respecto a lo que propongo deba de hacerse desde el Estado, con la participación de todos los niveles de gobierno, sino más bien, primero a dejar muy en claro que lo que ustedes representan, la expresión de ustedes, genuina y que, reitero, representa el dolor de muchas familias mexicanas que han sido víctimas de la pérdida de un ser querido, quizá de maltrato del crimen organizado y de excesos cometidos también por quienes forman parte de las fuerzas de seguridad pública del Estado.
Estoy convencido de que en este escenario que México vive actualmente, urge y demanda realmente construir, más allá de las diferencias que distingan a unos y a otros, el realmente establecer como una prioridad para la nación, el que recupere la paz, el orden y la libertad que ha perdido.
Aquí hemos recogido distintos testimonios, insuficientes y no todos, de los muchos casos que lamentablemente familias enteras han padecido en nuestro país. Y que marca lo que sin duda representa hoy para el Estado mexicano, uno de sus principales retos y desafíos: recuperar para los mexicanos el clima de paz y de tranquilidad.
Y que para poder realmente acometer este gran objetivo, se tiene que partir de las coincidencias que distintas expresiones políticas y sociales tienen, para alcanzar este alto fin.
Le agradezco al poeta Javier Sicilia el que haya señalado varias de sus preocupaciones, y en las que sin duda tengo plena coincidencia. México ha cambiado, México ha experimentado un cambio en el escenario político que no necesariamente se ha visto traducido en condiciones de orden, de paz, de oportunidades para los mexicanos.
Y ese cambio, el que México ha experimentado, tiene que ver más con su régimen político, donde se ha logrado el fortalecimiento a nuestro régimen democrático, y donde tiene lugar la participación de distintas fuerzas políticas, de distintas expresiones, que todas se merecen el mayor respeto porque nadie puede asumirse como dueño absoluto de la verdad o de lo que venga postulando.
Sin duda, México demanda de la participación de todas y de todos: expresiones, partidos políticos, sociedad civil organizada, como este Movimiento para quien tengo respeto, para quien tengo reconocimiento, y que sin duda, lo que han venido ustedes enarbolando en una bandera justa, ha permitido que el Estado mexicano haya adoptado varios de sus ideales y de sus demandas en nuevas legislaciones, en asumir posición frente a los temas que tanto les preocupa, y sin duda exigir de manera permanente al Estado mexicano, en toda su composición, los distintos niveles de gobierno, órdenes de gobierno, el que realmente asuman un compromiso permanente, constante para que México tenga paz y seguridad.
Es de reconocer el Movimiento que ustedes encabezan, el que haya sido factor importante para que se hubiese logrado la Ley General de Víctimas; un paso decisivo de nuestro país, y que sin duda es y será una ley de vanguardia y de referente internacional.
Así como México, a principios del siglo XX tuviera en reconocimiento al ser un país que en su Constitución, la de 1917, hubiese impulsando los derechos sociales, hoy, en el orden internacional México se distingue nuevamente por ser impulsor de las libertades sociales, pero sobre todo, de dar atención a las víctimas de la delincuencia, del crimen organizado, que merecen atención por parte del Estado mexicano ante la incapacidad que el Estado ha tenido para generar condiciones de seguridad para todos los mexicanos.
Pero que este es un derecho justo y ganado por la sociedad que ha sido víctima del delito, del crimen organizado y de los excesos que algunas veces organizaciones o instituciones policiacas han tenido y han excedido lo que es el cumplimiento de su deber.
He recogido con interés y queriendo tener la mayor empatía en lo que representa el dolor de cada uno de ustedes, los testimonios sólo de lo que han expuesto aquí, pero de los muchos más que aquí recojo en distintas expresiones y en señalamientos en cartulinas.
Estoy convencido poeta Sicilia, Trinidad, José Carlos y todas y todos ustedes, que México necesita construir a partir de nuestra condición democrática nuevas condiciones, nuevas reglas para que la actuación del Estado mexicano permita una mayor efectividad, eficacia en lo que es el objetivo mayor de darle seguridad a los mexicanos.
Ustedes han postulado para la Reforma Política distintas ideas, distintos planteamientos, varios de ellos recogidos por los legisladores, y hoy traducidos en ley. Otros quizá no, pero lo importante y creo que esto vengo a comprometer hoy con ustedes, es la actitud y la disposición para saber escuchar, para realmente tener respuesta a los distintos planteamientos que organizaciones como la suya tengan entre los problemas que vive México.
Que sepamos convocar a expresiones diversas, distintas y diferenciadas de la que yo puedo representar, para poder encontrar las coincidencias que nos permitan realmente lograr que México se prepare ante estos nuevos desafíos, de que los gobiernos que son parte del Estado mexicano tengan la capacidad, el profesionalismo y las herramientas jurídicas necesarias para responder a las demandas de la sociedad mexicana.
No se trata sólo de venir a tener ante ustedes una retórica de compromiso, y tampoco vengo en el afán de hacer proselitismo político, vengo a que me permitan compartir con ustedes una reflexión de lo que veo y advierto del México de nuestros días: un México que ha cambiado y que debe seguir cambiando porque esta es la constante de todos los tiempos: el cambio.
Pero que ese cambio deba permitir a los gobiernos, parte del Estado mexicano, y a la sociedad en general, interpretar con la mayor fidelidad la forma y los mecanismos que permitan que México avance hacia mejores condiciones.
Es claro que hoy el escenario que vive México no deja satisfechos a los mexicanos. Es claro que uno de los reclamos mayores de la sociedad mexicana es por la inseguridad y la ola de violencia que se vive de manera acentuada en varias entidades del país. Y es claro que más allá de las distintas posturas y propuestas que los distintos candidatos venimos haciendo, esto implicará ir más allá de la elección del primero de julio.
Y para quien asuma la tarea por mandato de la sociedad mexicana, por mandato mayoritario de la sociedad, de ser el próximo Presidente de la República, deberá interpretar con toda fidelidad los anhelos, las expresiones, las propuestas que las distintas expresiones de quienes están en favor del proyecto que triunfe y de quienes no lo estén.
Lo importante es tener una actitud constructiva, propositiva y de cambiar lo que hoy debe ser cambiado entre los mexicanos para servir de mejor manera a la sociedad mexicana.
En mi segunda exposición creo que tendré oportunidad de dejar claro ante ustedes qué vengo proponiendo, qué postulo realmente para lograr condiciones de mayor seguridad entre los mexicanos.
Y me llevo hoy los dos testimonios que he recogido, uno muy particularmente de la entidad de la que soy originario y que tuve el alto honor de gobernar, y en lo que sin duda, Trinidad, debo señalar en lo que tú bien dices: una decisión de Estado, bajo premisas consideradas y donde la Suprema Corte —bien señalas—, no avaló la decisión tomada, pero más bien deslindó las responsabilidades de quienes tuvieron falta a los derechos humanos, a las libertades de quienes estuvieron presentes en este incidente.
Soy el primero en reconocer los excesos cometidos por algunos elementos de las policías que actuaron en ese operativo. Y que fui el primero en atender las recomendaciones como titular del gobierno del Estado hechas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Y donde es un proceso que se sigue y corresponderá al Poder Judicial del Estado de México definir las sanciones que correspondan para quienes se pruebe hayan participado en este incidente.
Soy el primero en lamentar los excesos cometidos por ellos. Pero también lo que dejó la Suprema Corte establecido es que el uso de la fuerza es una atribución que corresponde al Estado emplearla cuando considere que haya razones.
Hoy debo decirte que ese episodio, el de Atenco, dejó para tu servidor mayores lecciones que me han permitido hoy postular, para que en el uso legítimo de la fuerza pública que es inherente al Estado, deba de hacerse bajo protocolos que permitan el respeto irrestricto de las libertades y de los derechos humanos cuando se decida hacer uso de alguna fuerza pública.
Sobre este tema me permitiré hablar más adelante en la exposición de qué propongo, por qué me estoy comprometiendo, por qué advierto cambios en la sociedad y de los partidos políticos y donde expreso mi partido ha experimentado los mayores cambios, y dónde está el compromiso de quienes tomamos parte de este partido político para que en una actitud distinta, con lo que demanda el tiempo del México de hoy, realmente nos permita estar a la altura de las expectativas sociales, nos permita actuar con actitud democrática y sobre todo traducir en mejores resultados y en beneficios a la sociedad mexicana, no sólo lo que postula mi partido, sino sobre todo recogiendo muchas de las propuestas que la sociedad civil organizada tiene y que viene señalando con toda claridad.
México ha cambiado y debemos ser parte del cambio; debemos propiciar mayor cambio, que signifique mejora para la sociedad mexicana. Y no hay otra disposición más que esa de parte de un servidor en esta participación, hoy como candidato en esta competencia democrática, y cualquiera otra que deba tener para que México realmente esté mejor.
Aprecio nuevamente y agradezco la oportunidad de estar con ustedes en este encuentro, y dejaré para mi segunda participación el poder fijar con mayor precisión cuáles son mis propuestas para darle seguridad a los mexicanos.
Muchas gracias.
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