EPN: Diálogo con profesores universitarios de la UNAM
Muy buenos días a todas y a todos ustedes. Agradezco esta gran oportunidad que los académicos de nuestra máxima casa de estudios me dispensan para poder compartir con ustedes los proyectos que vengo impulsando en esta campaña político-electoral pero, sobre todo, el gran compromiso que vengo haciendo para que México realmente pueda tener mejores condiciones, mayor desarrollo y un mejor futuro.
Quiero agradecerle a la química Bertha Guadalupe Rodríguez sus palabras, su exposición puntual, clara, de lo que sin duda es una propuesta que recojo para incorporarla al proyecto que quiero hacer en materia educativa y al cual me voy a referir; pero agradezco, sobre todo, el que haya sido promotora de este espacio que hoy se me permite con los académicos de nuestra universidad.
Agradezco también a Enrique Levet, mi tocayo, quien es presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores Universitarios, que esté aquí y que haya tenido ya en otros momentos interés por conocer realmente la propuesta que vengo postulando.
A los directivos, a quienes forman parte de esta mesa directiva de esta asociación de académicos de nuestra universidad, muchas gracias por estar presentes.
Y a todas y a todos les saludo con mi mayor respeto y con todo afecto.
A los señores representantes de los medios de comunicación.
He escuchado con gran atención lo que Bertha Guadalupe exponía, y, sin duda, esto que ella señala se inscribe en lo que son los grandes retos que el país, si partimos de ubicarnos en la condición que hoy México guarda y donde claramente he señalado, hay desencanto, hay insatisfacción en la sociedad mexicana, porque me parece que los indicadores básicos del desarrollo social no son positivos.
Y sólo déjeme hacer un breve recuento de ellos, de cinco al menos.
El primero, sin duda, lamentablemente México hoy vive un clima de violencia y de inseguridad que a nadie escapa, ni en percepción ni en realidad.
Segundo. Somos un país que ha tenido un bajo desempeño en su economía. Y que, a diferencia de lo que ha ocurrido en otras naciones de la región, del mundo entero, pero muy particularmente de la región, realmente los mexicanos nos preguntamos por qué México no ha podido crecer a tasas mayores, como las que Brasil, Colombia, Chile, Perú, han podido lograr en los últimos años.
Y eso ha impedido una tercera condición crítica del país: el no generar empleos para los mexicanos. Y sabemos que hoy tenemos, a 12 años de distancia en los gobiernos de la alternancia, tres veces más mexicanos en condición de desempleo: de más de 900 mil que había entonces, a 2 millones y medio que hoy se tienen.
Otro indicador tiene que ver con el tema educativo. Justamente hoy sabemos, lo reconocemos y apreciamos que poco se haya avanzado, no obstante esfuerzos que las distintas instituciones y que el gobierno ha intentado hacer; pero, ciertamente, hoy no tenemos suficiente cobertura educativa en los niveles que más hoy son demandados, particularmente en el nivel preparatoria y en el nivel universitario.
Y sabemos todos que la calidad de la educación que hoy tiene México es baja e insuficiente. Insuficiente para preparar a las nuevas generaciones a enfrentar los retos que el mundo globalizado hoy exige, y que muy bien expusiera Bertha Guadalupe.
México no se puede aislar, México no puede estar en una burbuja, México, lamentablemente, no ha entendido a tiempo que era en la educación donde había que hacer la mayor inversión. No el mayor gasto. La mayor inversión, para que realmente México se incorporara a un mundo que iba en esta ruta de globalización y de mayor competencia.
Y a unos años, comparado con otros países, lamentamos que realmente no hubiésemos hecho inversiones mayores en ciencias, en tecnologías, en presupuestos multianuales, precisamente para preparar a las universidades, para ampliar la infraestructura educativa y, sobre todo, para generar mayores incentivos entre los académicos para que permanecieran o permanezcan en las universidades y dediquen su esfuerzo a la formación de nuevas generaciones.
Por no haberlo hecho a tiempo, otros países han tenido mejor desempeño y mayor éxito. El gran referente ante esta condición que se cita varias veces es el caso de Corea del Sur, que a 30 años apenas de distancia, en 1980, este país tenía un ingreso per cápita de la mitad del que los mexicanos teníamos. Hoy, insisto, a esta distancia de 30 años, ese país hoy tiene mayor inversión en ciencia y tecnología de seis veces más que la tenemos en México. Ese país tiene el doble del ingreso per cápita, lo cual creo que es momento de corregir y de reflexionar y, sobre todo, de tomar acción en lo que México se ha rezagado, que es en la educación; en la cobertura, en la infraestructura y en la calidad de la educación, haciendo acopio de las nuevas herramientas, ciencia, tecnología, innovación en los procesos productivos, para que realmente México se inserte en el mundo en la era del conocimiento.
Tan sencillo, pero tan lejano a veces, de las políticas públicas de entender esto, que se dice fácil, pero que ha costado a México entender: el generar riqueza a través del conocimiento, y de pasar de ser un país eminentemente dedicado a la industria manufacturera, a ser un país que genere riqueza en el conocimiento.
Pero para que eso ocurra, y ustedes lo saben como académicos, necesitamos realmente modernizar, innovar nuestro sistema educativo, y que esté a la altura de formar mexicanos que realmente puedan participar con su capacidad creativa, su capacidad innovadora, su inteligencia, en generar riqueza para el país, a partir del conocimiento.
Esto es justamente algo de lo que México ha estado ausente y ha faltado una política pública dedicada a este propósito.
Desde el inicio de mi campaña señalé claramente cuáles eran las grandes metas nacionales por las cuales me comprometía trabajar, y que es justamente cambiar la condición que señalé en los principales indicadores del desarrollo social, al inicio de mi exposición.
Primero, necesitamos recuperar la paz y la seguridad para los mexicanos. Segundo, necesitamos más educación y de mayor calidad. Y en este propósito ya me he comprometido al menos a dos compromisos muy puntuales que he firmado y que, al hacerlo, implícitamente tienen el compromiso y la voluntad comprometida para que realmente alcancemos esos objetivos. Son dos muy especiales:
El primero, acelerar el proceso para que en México se garantice educación pública en el nivel preparatoria y bachillerato a todos los mexicanos.
Hoy, uno de cada tres mexicanos se queda fuera de esta oportunidad, no puede hacerlo. Y si bien el Congreso de la Unión aprobó el que el Estado garantizara esta educación en los siguientes diez años, mi compromiso es acelerar este proceso para que en los siguientes seis años de la administración realmente se materialice educación preparatoria a todos los mexicanos.
Segundo. Me he comprometido también a ampliar la cobertura del nivel universitario.
Hoy estamos, ustedes lo conocen, en una cobertura de este nivel que no llega al 30 por ciento, lo cual significa que dos de cada tres mexicanos no pueden estudiar la universidad; no porque no quieran, sino simplemente porque no hay la oferta educativa suficiente y necesaria para que puedan realmente estudiar.
Me he comprometido a llevar el nivel al 45 por ciento, por lo menos a este nivel, lo cual daría oportunidad a que más mexicanos estudiaran universidad.
Me he comprometido, además del modelo educativo, a algo que me parece será motor en lo que me propongo hacer y en la atención a estas asignaturas y será motor del desarrollo y progreso del país en los próximos años: el crecimiento económico.
No podemos combatir la inseguridad, no podemos lograr esta cobertura, o difícilmente podremos lograrlo; no podemos disminuir la pobreza, que es otro indicador al que ya no me referí, pero donde esta condición ha crecido entre los mexicanos en 12 millones, en los últimos cuatro años; todas estas áreas, estos temas y estas asignaturas, que me parece deben tener la atención prioritaria del gobierno y la eficacia del gobierno para realmente cumplir las metas, será posible si México se reinserta en el camino de mayor crecimiento económico.
No se puede lograr mayor igualdad entre los mexicanos, mayor equidad, mayores oportunidades a todos los mexicanos, si México no crece económicamente.
Y ya he venido apuntando varias acciones que están orientadas a ese objetivo. Bertha Guadalupe se refirió a lo que son, sin duda, temas centrales para lograr el objetivo de crecer económicamente: reformas estructurales. Entre ellas, la reforma laboral, que recojo las afirmaciones que ella hiciera.
Debe ser una que logre el consenso de todos los sectores productivos involucrados, especialmente los trabajadores. Que no signifique menoscabo a lo que han sido sus conquistas laborales; pero que también, con su contribución, la de los trabajadores, se pueda hacer un nuevo marco jurídico que dé al país condiciones de mayor competitividad, de mayor flexibilidad en los mercados laborales, para ser más competitivos, y que realmente propicie la generación de empleos formales; que estén sujetos a un sistema de seguridad social y a los beneficios que un sistema como tal pueda otorgar al trabajador.
Estoy convencido que la reforma fiscal posibilitará realmente definir sobre qué bases el Estado puede allegarse de los recursos, que le permitan realmente cumplir con las metas que vengo señalando.
Sin duda la reforma energética, que además de posibilitar la participación del sector privado en la explotación petrolera del país, y que no signifique lo quiero subrayar claramente privatización de la empresa que es de todos los mexicanos; sino simplemente recoger la experiencia de otros países que ha sido exitosa, que no han privatizado pero que han hecho que sus empresas petroleras sean más productivas, que generen mayor ingreso al Estado y posibiliten que el Estado pueda alcanzar los objetivos como el combate eficaz a la pobreza, mayor crédito para alentar la capacidad productiva de los mexicanos, como ha ocurrido en otras partes del mundo.
Pero también, que ese ingreso permita a México tomar pasos mucho más decididos en generar energía a través de otros procesos; que sean respetuosos de nuestro entorno, de nuestro medio ambiente; que nos permitan desarrollo sustentable, expresión que hoy está acompañada de todo proceso de crecimiento e innovación. Sabemos que debemos crecer, lograr desarrollo, pero en respeto al entorno. Y hoy creo que podemos hacer inversiones mayores para generar energía que no necesariamente sea contaminante o esté generando carbono a la atmósfera.
Están muy claras la metas que tenemos señaladas, pudieran ser coincidentes en las que otros candidatos tuviera; pero también está muy claro que en esta campaña política lo que debe dar lugar es a que los mexicanos decidan libremente cuál es la opción que despierta confianza pero, sobre todo, tiene capacidad acreditada para ejecutar y concretar en hechos lo que realmente se tenga por objetivos.
Porque no sólo es tener buenos propósitos, no sólo es tener anhelo de que México esté bien. Algo que ha servido a nuestro país y que sin duda debiera congratular a todos los mexicanos, debiéramos felicitarnos por lo que hemos alcanzado, es este fortalecimiento a nuestro régimen democrático, que posibilita justamente esto: la libre decisión entre los mexicanos de quiénes serán sus representantes y de quién será su Presidente.
Pero este régimen democrático no puede agotarse ni quedarse solamente en el terreno electoral; sino realmente la democracia mexicana debe acreditar que sirve a dar resultados a la sociedad. De lo contrario, ponemos en riesgo la propia democracia.
Cuando la democracia propicia desencanto entre la sociedad, a final de cuentas pone en riesgo a la propia democracia: una democracia que parte, primero, de exigir y de reconocer la participación de distintas expresiones políticas, porque vivimos también lo señalaste, Bertha en un México plural, en un México diverso, y que debe tener canales de expresión a través de la participación política y de los partidos políticos, o de la propia iniciativa, como hoy el marco legal lo habrá de permitir en la reciente reforma política que hiciera el Congreso de la Unión.
Pero el régimen democrático exige la participación plural y diversa, distintas expresiones. Pero también debe dar espacio para que, en equidad y en condiciones igualitarias, esta participación se dé y los mexicanos decidan libremente.
Me propongo lograr, en la opción que represento, un cambio para México; un cambio responsable a partir de señalar claramente los objetivos que aquí ya he referido, las grandes metas nacionales, quizá sin ampliar mi exposición en cómo lograr ello, porque lo he venido señalando en distintos espacios.
Pero también quiero ser una opción de cambio responsable, que dé certidumbre entre los mexicanos a qué me estoy comprometiendo, cómo pienso llevar a cabo estos objetivos, y lograr el respaldo mayoritario de la sociedad mexicana.
Entendiendo muy bien que, de concretar mi aspiración, habré de ser un gobierno que respete a todos las expresiones políticas; que trabaje al lado de las distintas expresiones políticas, propiciando en todo momento, desde ahora en la campaña y mañana de ser Presidente como gobierno, la unidad entre los mexicanos.
México merece crecer, cambiar, transformarse, sin generar enconos, sin polarizar a la sociedad y, más bien, trabajando unidos con todos los mexicanos.
Esto es lo que me propongo llevar a cabo, en estos temas centrales. Que estoy seguro que de lograr lo que vengo apuntando y que vengo comprometiendo, México tendrá mejores condiciones; estará transitando por un sendero de mayor desarrollo, de más oportunidades a los mexicanos y de mayor bienestar para las familias mexicanas.
Ser trata, al final de cuentas, que este es el objetivo mayor que debe perseguir la política: ser un instrumento para la transformación social.
Debemos reivindicar el sentido real de la política, que es ese: lograr condiciones de bienestar para los mexicanos. No puede ser otro.
Y creo que la manera de acreditar el verdadero sentido de la política es imprimiendo eficacia en el gobierno. Que eso es lo que me propongo hacer.
Por ello, agradezco este espacio que ustedes hoy me dispensan. Sin duda, la universidad es gran orgullo para todos los mexicanos, nuestra máxima casa de estudios, una universidad de prestigio, de reconocimiento internacional, que es en el mundo de habla hispana la mejor universidad que existe, y así está reconocida.
Que es para el país, yo diría, la conciencia crítica, la conciencia que da espacio precisamente a la pluralidad y que genera ideas que hago votos se traduzcan realmente en políticas públicas para servir a México.
Aquí está el alma, aquí está la conciencia del país, entre los académicos de nuestra máxima casa de estudios, aunado a las otras instituciones educativas del país.
Pero aquí están quienes por décadas han sido parte de la conciencia crítica de la nación. Y que apelo realmente a su colaboración, a su participación en este proceso democrático y a lo que me propongo hacer: una alianza permanente del gobierno que quiero encabezar, con los académicos de nuestro país, para generar incentivos que motiven su participación en la formación de nuevos mexicanos que se lancen realmente a la conquista de México y del mundo en su capacidad creativa. Pero también, que realmente den mayor espacio de formación a nuestras universidades.
Ténganme como su aliado. Porque algo he afirmado con toda claridad: aspiro a ser Presidente de México, pero, al hacerlo, pongo como sustento de esta condición el hacer un permanente diálogo y acercamiento con la sociedad a la que quiero servir. No se pude gobernar sin escuchar.
Y este ejercicio no sólo aspiro a tenerlo de llegar a ser Presidente de México: lo hago desde ahora, en esta campaña política, donde vengo suscribiendo mis compromisos a partir de escuchar a la sociedad y de recoger propuestas valiosas y enriquecedoras de la visión y del proyecto de país que quiero alcanzar.
Por ello, les agradezco a todas y a todos ustedes que me den esta oportunidad de ser escuchado; porque este es un ejercicio que va de ida y vuelta, y quien ejerce ese derecho de hacerse escuchar, es porque primero lo ejerce escuchando a quienes hoy me dan este espacio y, en general, a toda la sociedad de nuestro país.
Les pido me acompañen en esta campaña, que recojan las expresiones, las actitudes, las aptitudes, los compromisos y la capacidad y la trayectoria que respalda a cada uno de quienes participamos en este proceso, para que ustedes decidan libremente quién debe representarles en el gobierno federal y como titular del Ejecutivo
Muchas gracias por este espacio. Me ha dado mucho gusto estar con ustedes.
¡Qué viva nuestra máxima casa de estudios!
Etiquetas: EPN, presidente, PRI, UNAM