EE.UU. incrementará la producción de biocombustibles
La energía del futuro
Washington, EE.UU. El gobierno de Estados Unidos tiene previsto incrementar la producción y uso de los biocombustibles, para ayudar al país a reducir la dependencia del petróleo extranjero, crear nuevos puestos de trabajo y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El secretario de Agricultura, Tom Vilsack, anunció el 21 de octubre que el gobierno pagará a los agricultores para que produzcan cosechas no alimentarias que puedan refinarse como combustible y venderse en estaciones de combustible. El gobierno se hará cargo de hasta el 75 por ciento de los costos iniciales para los agricultores que participen en el programa.
También dijo que se destinarán fondos del gobierno federal para la construcción de cinco nuevas refinerías de biocombustible, o centrales de bioenergía, en zonas rurales de Estados Unidos, y que los fondos de contrapartida se utilizarán para instalar 10 mil bombas y almacenes de biocombustible en los próximos cinco años.
El anuncio del Secretario se produce una semana después que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) dijo que permitiría la venta de combustible con un contenido de hasta 15 por ciento de etanol (E15) para los automóviles del año 2007, y para autos más nuevos y camionetas ligeras. La EPA dijo que pronto espera tomar una decisión con respecto a la ampliación del uso de E15 en vehículos que se remontan a modelos del año 2001.
La Ley de Independencia y Seguridad Energética, aprobada por el Congreso en 2007, propone una producción anual de 136 mil millones de litros de combustible renovable para el año 2022. Esto significa que el país tiene que triplicar su producción entre hoy y ese momento y tiene que asegurarse de que las mezclas más altas con etanol —un ingrediente obtenido a partir del maíz que se puede mezclar con la gasolina— estén disponibles, junto con los denominados combustibles avanzados obtenidos a partir de otros cultivos.
Los biocombustibles, al igual que la gasolina y el diesel, generan emisiones de gases de efecto invernadero; sin embargo, la “huella de carbono” de los biocombustibles es apenas entre el 40 y 80 por ciento de la de la gasolina tradicional, dependiendo del producto y de cómo se fabrica.
El presidente Obama se ha comprometido a reducir la importación de petróleo y a crear nuevos mercados y puestos de trabajo para la energía limpia. El impulso que se le ha dado a los biocombustibles es uno de los distintos programas que se han emprendido para cumplir con esos objetivos.
La Asociación de Combustibles Renovables, un grupo del sector de la energía que representa a los productores, calcula que los 40 mil millones de litros de etanol que se consumieron en el año 2009 en Estados Unidos permitieron reducir en 16,5 millones de toneladas las emisiones de gases de efecto invernadero que producen los vehículos. Eso equivale a la eliminación de 2,7 millones de vehículos de las carreteras, según dijo el grupo.
La producción de combustibles renovables permitió el año pasado contar con 400 mil puestos de trabajo en Estados Unidos, lo cual agregó 53 mil millones de dólares al producto bruto interno, según informó la asociación.
Además de las nuevas políticas destinadas a los vehículos, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos y la Administración de Aviación Federal firmaron un nuevo acuerdo, por cinco años, para desarrollar cultivos que puedan ser procesados en combustible para aviones, para la industria aeronáutica.
“Creo que la necesidad de la seguridad energética, un medio ambiente más limpio y las mejores oportunidades económicas en zonas rurales de Estados Unidos justifican las medidas inmediatas”, dijo Vilsack, en un discurso que pronunció el 21 de octubre en Washington.
Se necesitan biocombustibles más avanzados
Para cumplir con la norma de combustibles renovables que ha impuesto el Congreso, Vilsack dijo que el país tiene que dirigirse más agresivamente hacia el desarrollo de fuentes más avanzadas de biocombustibles, como por ejemplo el etanol de celulosa, los biocombustibles de la madera, los pastos y las partes no comestibles de las plantas; y también el biobutanol, un alcohol similar al etanol que se obtiene a partir de la fermentación de maíz, remolacha y otros cultivos.
También pidió al Congreso que prorrogue un crédito impositivo para los fabricantes del etanol tradicional, que vence a finales de 2010.
Algunos grupos ecologistas han criticado al programa, diciendo que el contribuyente está invirtiendo miles de millones de dólares para respaldar las industrias del maíz y el etanol, a pesar que combustible no permite una reducción importante de las emisiones. “No todos los biocombustibles son creados iguales”, dice Daniel Lashof, director del Centro Climático del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales.
Según la EPA, el etanol de maíz que se procesa en una refinería moderna que utiliza energía de biogás puede representar una reducción del 20 por ciento de los gases de efecto invernadero, en comparación con la gasolina normal. Los combustibles avanzados pueden duplicar o triplicar esa cifra.
Debido a que se espera que para el año 2035 el consumo de energía en Estados Unidos aumente en un 50 por ciento y puesto que el petróleo extranjero representa actualmente el 60 por ciento del mercado, Vilsack declaró que el país tiene que cambiar de rumbo.
“En la actualidad, todavía enviamos miles de millones de dólares lejos de nuestras orillas que contribuyen al crecimiento de otras economías, mientras que nuestra economía se recupera de una profunda recesión”, dijo. “Con el desastroso derrame de petróleo en el Golfo de México, también debemos recordar que el desarrollo de nuestras propias fuentes de petróleo no deja de tener riesgos económicos y medioambientales. Podemos hacer mejor las cosas. Tenemos que hacer mejor las cosas”.
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