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Ciudad Acuña, Coahuila, México | 17 de Noviembre del 2024

Declaraciones del Presidente Barack Obama ante una sesión conjunta del Congreso

A continuación una traducción de las declaraciones del presidente Obama, preparadas para su lectura, como fue publicada por la Casa Blanca:

(comienza la transcripción) LA CASA BLANCA Oficina del Secretario de Prensa 8 de septiembre de 2011 Declaraciones del Presidente Barack Obama ante una sesión conjunta del Congreso

Señor Presidente de la Cámara, Señor Vice Presidente, Miembros del Congreso, y conciudadanos estadounidenses:

Esta noche estamos reunidos en un momento de urgencia para nuestro país. Continuamos enfrentándonos a una crisis económica que ha dejado a millones de nuestros vecinos sin trabajo y a una crisis política que la ha empeorado.

La semana pasada, los periodistas han estado preguntado “¿Qué significará este discurso para el Presidente? ¿Qué significará para el Congreso? ¿Cómo les afectará en las encuestas y en la próxima elección?”

Pero a los millones de estadounidenses que nos miran ahora: no les importa la política. Sus problemas son de la vida real. Muchos llevan meses buscando trabajo. Otros hacen lo mejor que pueden sólo para subsistir -dejando de salir por las noches con la familia para ahorrar en gasolina o pagar la hipoteca; aplazando la jubilación para enviar a un hijo o a una hija a la universidad.

Estos hombres y mujeres crecieron con fe en un Estados Unidos en donde trabajar arduamente y ser responsable eran premiados. Creyeron en un país en que todos tienen las mismas oportunidades y ponen de su parte; en que, si uno asumió sus responsabilidades, hizo su trabajo, y fue leal a su empresa, esa lealtad sería recompensada con un salario cómodo y beneficios laborales buenos, quizás hasta un aumento del sueldo de vez en cuando. Si usted hace lo correcto, usted puede tener éxito en Estados Unidos.

Pero ahora, durante décadas, los estadounidenses han visto el deterioro de este pacto. Han visto que todo va en su contra demasiadas veces. Y saben que Washington no siempre pone a sus intereses primero.

El pueblo de este país trabaja arduamente para cumplir con sus responsabilidades. Esta noche nos toca preguntar si nosotros vamos a cumplir con las nuestras. La pregunta es si, enfrentados con una crisis nacional en curso, podremos dejar atrás el circo político y hacer algo real para mejorar la economía, si podremos restablecer algo de la seguridad e imparcialidad en oportunidades que han caracterizado a esta nación desde nuestros comienzos.

Los que estamos aquí esta noche no podemos resolver todos los problemas de nuestra nación. En última instancia, nuestra recuperación será impulsada no por Washington, sino por nuestras empresas y nuestros trabajadores. Pero podemos ayudar. Podemos hacer una diferencia. Hay medidas que podemos tomar ahora mismo para mejorar las vidas de la gente.

Estoy enviando a este Congreso un plan que deben aprobar sin demora. Se denomina la Ley de empleos estadounidenses. No debe haber nada controversial en este proyecto de ley. Todas las propuestas que contiene son de la misma índole de las propuestas que han sido apoyadas tanto por demócratas como por republicanos, entre ellos, mucho de los mismos que están sentados aquí esta noche. Y todas las propuestas en este proyecto de ley serán pagadas. Todas.

El propósito de la Ley de empleos estadounidenses es simple: dar a más personas un trabajo y poner en los bolsillos de los que trabajan más dinero. Creará más empleos para los que trabajan en la construcción, más empleos para maestros, más empleos para veteranos y más empleos para quienes llevan mucho tiempo sin trabajo. Reducirá los impuestos para las empresas que contraten a nuevos empleados y rebajará en la mitad los impuestos sobre nómina para cada estadounidense que trabaja y para cada pequeña empresa. Dará un impulso a una economía que ha perdido velocidad y dará confianza a las empresas de que, si vuelven a invertir y a contratar, habrá clientes para sus productos y servicios. Deben aprobar este plan de empleos de inmediato.

Todos aquí sabemos que las pequeñas empresas son la fuente de la mayoría de los nuevos empleos. Y ustedes saben que, mientras las ganancias de las corporaciones se han recuperado con fuerza, no así las de las pequeñas empresas. Así que, para todos los que hablan con tanta pasión de hacerles la vida más fácil a los “creadores de empleos”, este plan va por ustedes.

Aprueben este proyecto de ley de empleos y, empezando mañana, las pequeñas empresas recibirán una reducción en sus impuestos si contratan a nuevos empleados o si aumentan los sueldos de los trabajadores. Aprueben este proyecto de ley de empleos y todos los pequeños empresarios verán rebajados en la mitad sus impuestos sobre nómina para el año que viene. Si tiene a 50 empleados ganando un salario promedio, esto representaría una reducción en los impuestos de $80,000. Y todas las empresas podrán seguir tomando una deducción de impuestos por las inversiones que hacen en 2012.

No son solamente demócratas los que han apoyado este tipo de propuestas. Cincuenta republicanos de la Cámara de Representantes propusieron la misma reducción en los impuestos sobre nómina contenida en este plan. Deben aprobarlo de inmediato.

Aprueben este proyecto de ley de empleos y podremos poner a la gente a trabajar en la reconstrucción de Estados Unidos. Todos aquí sabemos que tenemos calles y puentes en avanzado estado de deterioro por todo el país. Nuestras carreteras están atascadas de tráfico. Nuestros cielos están entre los más congestionados del mundo.

Esto no es aceptable. Construir un sistema de transporte de talla mundial es parte de lo que nos hizo una superpotencia económica. ¿Y ahora vamos a dormirnos mientras que China construye aeropuertos nuevos y trenes más veloces? ¿Y eso en un momento en que millones de trabajadores en la construcción desempleados podrían construirlos aquí mismo, en Estados Unidos?

Hay compañías de construcción privadas en todo el país que sólo esperan comenzar a trabajar. Hay un puente que necesita reparación entre Ohio y Kentucky situado en una de las rutas más transitadas por camiones en Norteamérica. Un proyecto de tránsito público en Houston que ayudará a aliviar una de las peores áreas de tránsito vehicular en el país. Y hay escuelas en todo este país que necesitan urgente renovación. ¿Cómo podemos esperar que nuestros niños rindan al máximo en lugares que literalmente se están derrumbando? Esto es América. Cada niño merece una gran escuela – y nosotros podemos dársela, si actuamos ahora.

La Ley Para Trabajos Estadounidenses reparará y modernizará por lo menos 35,000 escuelas. Dará trabajo a la gente inmediatamente reparando techos y aislando ventanas; instalando laboratorios de ciencia e Internet de alta velocidad en las aulas de todo el país. Rehabilitará viviendas y comercios en las comunidades más castigadas por las ejecuciones hipotecarias. Iniciará miles de proyectos de transporte en todo el país. Y para asegurarnos que el dinero se gasta de manera apropiada y con buenos fines, estamos perfeccionando las reformas que ya hemos establecido. No más asignaciones especiales. No más gastos innecesarios. No más puentes que conducen a la nada. Estamos despejando la burocracia que impide iniciar estos proyectos lo más rápido posible. Y estableceremos un fondo independiente que atraiga a los inversores privados y otorgue préstamos basados en dos criterios: cuán urgente es el proyecto de construcción y cuán beneficioso será para la economía.

Esta idea proviene de un proyecto de ley redactado por un Republicano de Texas y un Demócrata de Massachusetts. La idea de un gran impulso a la construcción es apoyada tanto por la organización empresarial así como por la organización laboral más grande de los Estados Unidos. Es un tipo de propuesta que ha sido apoyada por Demócratas y Republicanos en el pasado. Ustedes deberían aprobarla inmediatamente.

Aprueben esta ley de empleo y miles de maestros en cada Estado volverán a su trabajo. Estos son los hombres y mujeres encargados de preparar nuestros hijos para un mundo en que la competencia nunca ha sido más dura. Pero mientras estamos agregando maestros en lugares tales como Corea del Sur, estamos despidiéndolos aquí en cantidades. Es injusto para nuestros niños. Socava el futuro de ellos y el nuestro. Y debemos detenerlo. Aprueben esta ley de empleo, y devolvamos nuestros maestros a las aulas donde pertenecen.

Aprueben la ley de empleo, y las compañías obtendrán crédito extra si contratan a nuestros veteranos. Nosotros les pedimos a estos hombres y mujeres que abandonen sus carreras, dejen a sus familias y arriesguen sus vidas para luchar por nuestro país. Lo último que merecen es tener que luchar por un empleo cuando regresan al país.

Aprueben esta ley, y cientos de miles de jóvenes desaventajados tendrán la esperanza y la dignidad de conseguir un empleo de verano el próximo año. Y sus padres, estadounidenses de bajos ingresos que quieren trabajar desesperadamente, tendrán más caminos para salir de la pobreza.

Aprueben esta ley de empleo, y las compañías recibirán un crédito impositivo de $4,000 si contratan a alguien que ha pasado más de seis meses buscando trabajo. Debemos hacer más para ayudar a los que buscan trabajo desde hace mucho tiempo. Este plan de empleo se inspira en un programa de Georgia que varios líderes Republicanos han señalado, en que las personas que cobran seguro de desempleo participan en trabajos temporarios como una manera de perfeccionar sus habilidades mientras buscan un empleo permanente. El plan asimismo extiende el seguro de desempleo por otro año. Si los millones de estadounidenses desempleados dejaran de recibir este seguro, y dejaran de utilizar ese dinero para sus necesidades básicas, esto sería un golpe devastador para la economía. Los Demócratas y Republicanos en esta Cámara en la noche de hoy, han apoyado el seguro de desempleo muchas veces en el pasado. En este momento de prolongada dificultad, ustedes deben aprobarlo una vez más – inmediatamente.

Aprueben esta ley de empleo, y la típica familia trabajadora recibirá $1.500 de rebaja de impuestos el año próximo. Esos $1.500 que habrían sido deducidos de su salario, irán directo a su bolsillo. Esto expande la reducción de impuestos que los Demócratas y Republicanos ya aprobaron para este año. Si permitimos que expire – si rehusamos actuar – las familias de clase media recibirán el golpe de una suba de impuestos en el peor momento posible. No podemos dejar que eso suceda. Yo sé que algunos de ustedes han jurado no subir ningún impuesto a nadie durante toda su vida. Ahora no es el momento de introducir una excepción respecto a los estadounidenses de clase media, es por eso que deben de aprobar este proyecto de ley inmediatamente.

Esta es la Ley Para Trabajos Estadounidenses. Producirá nuevos empleos para los trabajadores de la construcción, maestros, veteranos, primeros socorristas, jóvenes y aquellos que buscan trabajo desde hace mucho tiempo, otorgará créditos a las compañías que contratan nuevos trabajadores, brindará beneficios impositivos a los propietarios de pequeñas empresas y rebaja de impuestos a la clase media. Y esta es la otra cosa que quiero que el pueblo estadounidense sepa: la Ley Para Trabajos Estadounidenses no contribuirá al déficit. Se pagará por sí misma de la siguiente manera:

El acuerdo que aprobamos en julio reducirá el gasto del Estado en alrededor de $1 billón en los próximos diez años. Asimismo cobrara a este Congreso que produzca $1.5 billones en ahorro antes de Navidad. Esta noche les pido que aumenten esa suma para que cubra el costo total de la Ley Para Trabajos Estadounidenses. De una semana de este lunes, presentaré un plan aún más ambicioso de reducción del déficit – un plan que no solamente nos permitirá cubrir los costos de este proyecto de ley para trabajos, sino estabilizar nuestra deuda a largo plazo.

El enfoque es el que básicamente he estado promoviendo durante meses. Además del billón de dólares de reducción del gasto que ya he promulgado en forma de ley, este es un plan equilibrado que reducirá aún más el déficit por medio de recortes adicionales del gasto; por medio de pequeños ajustes a los programas de servicios de salud tales como Medicare y Medicaid; y reformando nuestro código tributario de manera que exija a los estadounidenses más ricos y las corporaciones más grandes aportar una contribución más justa. Lo que es más, los recortes de gastos no se producirían tan abruptamente como para resultar en un freno a nuestra economía, o evitar que ayudemos a las pequeñas empresas y familias de clase media a recuperar su fortaleza inmediatamente.

Ahora bien, reconozco que hay algunos miembros de mi partido que no creen que debemos cambiar nada de Medicare y Medicaid, y entiendo sus inquietudes. Pero la verdad es ésta. Millones de estadounidenses dependen de Medicare en su jubilación. Y habrá millones más que dependerán de Medicare en el futuro. Ellos pagan este beneficio durante sus años de trabajo. Lo ganan. No obstante, con una población que envejece y crecientes costos de atención médica, estamos gastando demasiado rápido para sostener el programa. Si no reformamos el sistema gradualmente, al mismo tiempo que protegemos a los beneficiarios actuales, ya no existirá cuando los jubilados futuros lo necesiten. Tenemos que reformar Medicare para cumplir su promesa.

También estoy muy consciente de que hay muchos republicanos que no creen que debamos aumentar los impuestos de las personas más afortunadas, y que más pueden costearlo. No obstante, he aquí lo que todo americano sabe. Si bien la mayoría de las personas de este país luchan para hacer alcanzar el dinero, unos cuántos de los ciudadanos y corporaciones más acomodadas disfrutan ventajas y lagunas tributarias que no recibe nadie más. Ahora mismo, Warren Buffet paga una tasa tributaria más baja que su secretaria – un escándalo que nos ha pedido que arreglemos. Necesitamos un código tributario en el cual todo el mundo recibe un tratamiento equitativo, y todo el mundo paga su parte correspondiente. Y yo creo que la gran mayoría de los estadounidenses y directores ejecutivos adinerados están dispuestos a hacer justamente eso si ayuda a crecer la economía y poner en orden nuestras finanzas.

También ofreceré ideas para reformar un código tributario corporativo que es el epítome de un monumento a la influencia de los intereses especiales en Washington. Al eliminar páginas de lagunas y deducciones, podremos reducir una de las tasas tributarias corporativas más altas del mundo. Nuestro código tributario no debe dar una ventaja a las compañías que pueden costearse los cabilderos y contadores mejor conectados. Debe dar una ventaja a las compañías que invierten y crean empleos aquí en América.

Entonces, podemos reducir este déficit, pagar nuestro endeudamiento y pagar este plan de trabajos al mismo tiempo. Pero, para poder hacerlo, tenemos que decidir cuáles son nuestras prioridades. Tenemos que preguntarnos, “¿Cuál es la mejor manera de hacer crecer la economía y crear empleos?”

¿Debemos conservar las lagunas tributarias para las compañías de petróleo? O bien, ¿debemos usar ese dinero para dar a los dueños de los negocios pequeños un crédito tributario cuando contratan a empleados nuevos? Porque no podemos permitirnos el lujo de hacer las dos cosas. ¿Debemos mantener las reducciones tributarias que hemos dado a millonarios y multimillonarios durante la última década? O debemos poner a los maestros a trabajar de nuevo para que nuestros hijos puedan graduarse y estar listos para la universidad y buenos empleos? En estos momentos, simplemente no podemos permitirnos el lujo de hacer las dos cosas.

Esto no es mero politiqueo. Esto no es una guerra de clases. Es simple matemáticas. Hay elecciones reales que tenemos que hacer. Y, estoy bastante seguro que sé lo que elegirían la mayoría de los americanos. Ni siquiera es muy reñido. Y es hora que hagamos lo correcto para el futuro.

La Ley Para Trabajos Estadounidenses responde a la necesidad urgente de crear empleos inmediatamente. Pero, tendremos que hacer más que simplemente reponernos de la crisis inmediata. Como he argumentado desde me que anuncié mi candidatura para este cargo, tenemos que forjar una economía duradera – una economía que crea buenos empleos de clase media que pagan bien y ofrecen seguridad. Hoy en día vivimos en un mundo en el cual la tecnología ha hecho posible que las compañías lleven sus negocios a cualquier lugar. Si deseamos que comiencen aquí y permanezcan aquí y contratan aquí, tenemos que poder construir mejor, educar mejor e innovar mejor que todos los demás países de la Tierra.

Este trabajo, de hacer que Americá sea mas competitivo a largo plazo, es un labor para todos nosotros. Para el gobierno y para las compañías privadas. Para los estados y para las comunidades locales. Para todo ciudadano americano. Todos nosotros tendremos que estar en forma. Todos nosotros tendremos que cambiar la manera en la cual hacemos negocios.

Mi gobierno puede y tomará algunos de estos pasos para fortalecer la competitividad por nuestra cuenta. Por ejemplo, si usted es dueño de un negocio pequeño que tiene un contrato con el gobierno federal, vamos a asegurar que se le pague mucho más rápido del tiempo en el que se le paga actualmente. También planificamos eliminar el burocratismo que impide a demasiadas compañías nuevas en crecimiento rápido a recaudar capital y convertirse en compañías públicas. Y, para ayudar a los dueños de residencia responsables, también vamos a trabajar con agencias de vivienda federales para ayudar a más personas a refinanciar sus hipotecas a tipos de interés que ahora están cerca del 4% – un paso que puede poner más de $2,000 al año en el bolsillo de una familia, y dar un empujón a una economía todavía cargada por la caída de los precios de la vivienda.

Otros pasos exigirán que el Congreso tome acción. Hoy ustedes aprobaron una reforma que agilizará un proceso de patentes anticuado, para que los inventores puedan convertir las ideas nuevas en negocios nuevos tan pronto como sea posible. Esa es exactamente la clase de medidas que necesitamos. Ahora, es hora de abrir el camino para una serie de tratados comerciales mediante los cuales sea más fácil para las compañías americanas vender sus productos en Panamá, Colombia y Corea del Sur – y que a la vez ayudarían a los trabajadores cuyos empleos se han visto afectados por la competencia global. Si los estadounidenses pueden comprar autos Kia y Hyundai, quiero ver a la gente de Corea del Sur manejando Ford y Chevy y Chrysler. Quiero ver más productos vendidos en todo el mundo, estampados con estas tres orgullosas palabras: “Hecho en América”.

Y, con todos nuestros esfuerzos para reforzar la economía, necesitamos buscar maneras de trabajar mano a mano con los negocios de Estados Unidos. Es por eso que he reunido un Consejo sobre Empleos integrado por líderes de industrias distintas que están desarrollando una extensa gama de ideas nuevas para ayudar a las compañías a crear empleos.

Ya hemos movilizado a líderes de negocios a capacitar a 10,000 ingenieros estadounidenses al año, al proporcionar pasantías corporativas y apoyo para la capacitación y educación. Otros negocios cubren los costos de enseñanza para los trabajadores que aprenden destrezas nuevas en colegios universitarios comunitarios, para que podamos crear un conducto directo desde el salón de clases hasta la oficina o planta. Asimismo, vamos a asegurar que la próxima generación de fabricación se arraigue no en China, sino aquí mismo en los Estados Unidos de América. Si proporcionamos los incentivos y el apoyo adecuados, y si nos aseguramos de que nuestros socios comerciales se comporten según las reglas, podemos ser los que construimos todo, desde automóviles de bajo consumo de combustible pasando por biocombustibles avanzados hasta semiconductores que se vendan en todo el mundo. Esa es la manera en que Estados Unidos puede volver a ser número uno en el mundo. Esa es la manera en que América será nuevamente número uno.

Ahora bien, reconozco que algunos de ustedes tienen una teoría distinta sobre la manera de crecer la economía. Algunos de ustedes creen sinceramente que la única solución a nuestros retos económicos es simplemente eliminar la mayor parte de los gastos gubernamentales y eliminar la mayoría de los reglamentos gubernamentales.

Bien, estoy de acuerdo que no podemos permitirnos el derroche, y continuaré trabajando con el Congresos para eliminarlo. Y estoy de acuerdo de que hay ciertas normas y reglamentos que imponen una carga innecesaria sobre las empresas en el momento en que menos pueden soportarla. Es por esto que he ordenado una revisión de todas las regulaciones gubernamentales. Hasta el momento, hemos identificado más de 500 reformas, que ahorrarán miles de millones de dólares en unos pocos años. No debemos tener más regulaciones que las que la salud y la seguridad del pueblo estadounidense requieran. Cada norma debe satisfacer esa prueba del sentido común.

Pero lo que no podemos hacer lo que no voy a hacer es permitir que esta crisis económica se utilice como excusa para borrar las protecciones básicas que los estadounidenses han contado por décadas. Rechazo la idea de que necesitamos pedirle a la gente que elija entre su trabajo y su seguridad. Rechazo la afirmación que dice que para que la economía crezca, tenemos que echar atrás las protecciones que prohíben tarifas ocultas por parte de compañías de tarjetas de crédito, y que impiden que nuestros niños sean expuestos al mercurio o que la industria de seguros médicos explote a los pacientes. Rechazo la idea de que tenemos que desprendernos de nuestros derechos a los convenios colectivos de trabajo para competir en una economía global. No debemos participar en una carrera descendente, donde tratemos de ofrecer la mano de obra más barata y los peores estándares de contaminación. América debe participar en una carrera ascendente, en una carrera hacia la cima. Y creo que esa es una carrera que podemos ganar.

De hecho, este concepto englobante de que lo único que podemos hacer para restaurar la prosperidad es simplemente desmantelar el gobierno, devolver todo el dinero, dejar que cada uno escriba sus reglas, y decirle a todos que se las arreglen por su cuenta, eso no es lo que somos. Esa no es la historia de América.

Sí, somos decididos individualistas. Sí, somos fuertes y autosuficientes. Y ha sido el empuje y la iniciativa de nuestros trabajadores y empresarios lo que ha hecho de esta economía el motor y la envidia del mundo.

Pero siempre ha habido otra vertiente que recorre toda nuestra historia, una creencia de que estamos todos conectados, y que hay algunas cosas que solo podemos lograr juntos, como una nación.

Todos recordamos a Abraham Lincoln como el líder que salvó a nuestra unión. Pero en el medio de la Guerra Civil, fue también el líder que miró hacia el futuro, un presidente republicano que movilizó al gobierno para construir el ferrocarril transcontinental; lanzó la Academia Nacional de Ciencias, y estableció los primeros institutos universitarios en terrenos concedidos por el gobierno. Y los líderes de ambos partidos han seguido el ejemplo que él fijó.

Pregúntense ustedes, ¿dónde estaríamos ahora si aquellos que ocuparon estos asientos antes que nosotros hubieran decidido no construir nuestras carreteras y nuestros puentes, nuestros diques y nuestros aeropuertos? ¿Cómo sería este país si hubiéramos decidido no gastar dinero en escuelas secundarias públicas o universidades de investigación o institutos comunitarios de enseñanza superior? Millones de héroes de regreso a sus hogares, incluido mi abuelo, tuvieron la oportunidad de estudiar gracias a los subsidios educativos de la Carta de Derechos de los Veteranos. ¿Dónde estaríamos nosotros si ellos no hubieran tenido esa oportunidad?

¿Cuántos empleos nos hubiera costado si Congresos anteriores no hubieran apoyado la investigación básica que condujo a la Internet y al chip de la computadora? ¿Qué clase de país sería este si esta Cámara hubiera votado en contra del Seguro Social o Medicare simplemente porque violaba alguna idea rígida de lo que el gobierno puede o no puede hacer? ¿Cuántos estadounidenses habrían sufrido como consecuencia?

Nadie construyó a Estados Unidos por cuenta propia. La construimos juntos. Nosotros hemos sido, y siempre seremos, una nación, bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos; una nación con responsabilidades para nosotros mismos y para el uno con el otro. Miembros del Congreso, es tiempo de que nosotros cumplamos con nuestras responsabilidades.

Cada una de las propuestas que les he presentado esta noche es del tipo que ha sido apoyado por Demócratas y Republicanos en el pasado. Cada una de las propuestas que les he presentado esta noche será pagada. Y cada una de las propuestas está diseñada para satisfacer las necesidades urgentes de nuestro pueblo y de nuestras comunidades.

Sé que hay mucho escepticismo sobre si la política del momento nos permitirá aprobar este plan de trabajo, o cualquier plan de trabajo. Ya estamos viendo los mismos gastados comunicados de prensa y mensajes de Twitter que van y vienen. Ya los medios han proclamado que es imposible que salvemos nuestras diferencias. Y quizás algunos de ustedes ya han decidido que esas diferencias son tan grandes que solo podemos resolverlas en las urnas electorales.

Pero sepan esto: faltan catorce meses para la próxima elección. Y la gente que nos mandó aquí, la gente que nos contrató para que trabajáramos para ellos, no puede darse el lujo de esperar catorce meses. Algunos de ellos viven de semana a semana, de cheque de pago a cheque de pago, aún de día a día. Ellos necesitan ayuda, y la necesitan ahora.

No pretendo que este plan resuelva todos nuestros problemas. No debe ser, ni será, el último plan de acción que propongamos. Lo que nos ha guiado desde el comienzo de esta crisis no ha sido la búsqueda de una panacea. Ha sido un compromiso de seguir trabajando- de ser persistentes- de seguir tratando toda nueva idea que funcione, y escuchando toda buena propuesta, sin importar el partido que la sugiera.

A pesar de las discusiones que hemos tenido en el pasado, a pesar de las discusiones que tendremos en el futuro, este plan es lo correcto para hacer ahora. Ustedes deben aprobarlo. Y tengo el propósito de llevar este mensaje a cada rincón de este país. Y también pedirle a cada estadounidense que esté de acuerdo que levante su voz y diga a los que están hoy aquí reunidos que quiere acción ahora. Que le diga a Washington que no hacer nada no es una opción. Recordarnos que si actuamos como una nación, y un pueblo, está en nuestro poder enfrentar este desafío.

El Presidente Kennedy una vez dijo, “Nuestros problemas están hechos por el hombre, por lo tanto, pueden ser resueltos por el hombre. Y el hombre puede ser tan grande como el hombre quiera”.

Estos son años difíciles para nuestro país. Pero somos estadounidenses. Somos más fuertes que los tiempos en que vivimos. Y somos más grandes que lo que han sido nuestras políticas. Capturemos el momento. Pongámonos a trabajar y mostremos una vez al mundo por qué los Estados Unidos de América sigue siendo el país más grande de la Tierra. Gracias, Dios los bendiga, y Dios bendiga a los Estados Unidos de América.

(termina la transcripción)

(Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http://iipdigital.usembassy.gov/iipdigital-es/index.html ) ************************************************************ La Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estados Unidos distribuye USINFO-NOTICIAS. Puede encontrar información adicional en http://www.america.gov/esp/

Etiquetas: congreso, crisis, EEUU, empleo, Obama