Como Madero, el Presidente Peña Nieto quiere un México transformado por la educación: Chuayffet
México, DF, 22 de febrero de 2013. El Secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, orador oficial en la ceremonia conmemorativa del Centenario de la muerte de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, afirmó: “Al apóstol Madero le rinde hoy homenaje la República; su Presidente, Enrique Peña Nieto, quiere como Madero un México en paz, incluyente, próspero y con responsabilidad global, pero transformado por el único proceso de cambio social contundente, el de la educación de calidad para todos”.
Señaló que “no hay revolución política sin revolución educativa, y ambas fueron hechas por Madero. Creó las primeras escuelas rurales de México, comedores escolares que alimentaban dos veces al día a 5 mil 800 infantes, estableció dos escuelas de agricultura en el norte del país, reglamentó las escuelas nocturnas, generó casas para estudiantes, hizo posible la ampliación de la educación superior y el apoyo a la cultura, a la educación indígena y la reforma de los planes de estudio de la Escuela Nacional Preparatoria; auspició el Congreso Nacional de Maestros de Educación Primaria para dotarlos de mejores salarios, condiciones de trabajo y de mayor calidad profesional, y trabajó al lado de los maestros porque sabía que sólo con ellos podía llevar a cabo la reforma educativa.”
Hay en el gobierno de Madero una tarea superior a todas, que destaca sobre las demás: la educación. Sobre ella había escrito en 1908, que era la base de todo progreso y adelanto, recordó Chuayffet Chemor, ante los Presidentes del Senado y la Cámara de Diputados, Ernesto Cordero Arroyo y Francisco Arroyo Vieyra; el Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo, representante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; los miembros del Gabinete del Presidente de la República; y familiares del Presidente Madero.
Destacó que “ningún gobierno anterior le dio a la educación un grado tan eminente; y es que él sabía que el viejo instinto de pedir sangre no estaba vencido, y confiaba en que para aplastarlo la escuela era la única garantía”.
El Secretario de Educación Pública resaltó que rendir hoy homenaje a Francisco I. Madero y a José María Pino Suárez “nos sirve para aprovechar la historia, pero no para quedarnos en ella; nos es útil para escuchar el silencio del pasado y para no renunciar a un impulso adquirido a base de experiencias”.
Añadió que “en Madero había un tinte firme y novedoso: era la voz de los agraviados; era la voz de los que estaban contra un mundo oficial que no coincidía con el mundo real; era la voz del reclamo, la del ajuste de cuentas después de acumulados atropellos; la que demandaba el fin de la dictadura y el tratamiento de todos los males sociales con la misma medicina: la democracia”.
A nombre de la familia del Presidente Madero, participó Enrique Madero Bracho, quien evocó su asesinato y calificó como una atrocidad la traición que derivó en su muerte.
Al término de la ceremonia, el Presidente Peña Nieto encabezó una guardia de honor en el monumento a Francisco I. Madero en la Residencia Oficial de Los Pinos, y depositó una ofrenda floral, acompañado por los Presidentes de las Cámaras de Diputados y de Senadores; del Ministro Pardo Rebolledo; del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera; el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; el Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda; el Almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, Secretario de Marina, y de Enrique Madero Bracho, Gustavo Madero Muñoz y Lucila Garza Madero, familiares de don Francisco I. Madero.
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