Comercio justo crece y exporta pese a la crisis
Miel argentina, producida y exportada bajo las normas del comercio justo
Por Marcela Valente BUENOS AIRES, feb (IPS) – Con un crecimiento sostenido en la producción y las exportaciones, el comercio justo en Argentina muestra que esta actividad, social y ambientalmente sustentable, es mucho más que un refugio ante la crisis externa.
“Una de las ventajas del comercio justo es la estabilidad de la demanda, sostenida pese a la crisis” en países desarrollados, aseguró a IPS Javier González, gerente de la Cooperativa Agropecuaria y Apícola Norte Grande, en la provincia de Tucumán.
Esta cooperativa, de unos 130 socios, está situada en el norte del país y produce entre 60 y 100 toneladas anuales de miel, de las cuales 90 por ciento se exportan a la Unión Europea y a Estados Unidos por canales de comercio justo.
Norte Grande tiene la certificación desde 2007, pero como el volumen todavía es bajo no puede exportar directamente, sino que lo hace a través de empresas más grandes, que también forman parte de la cadena de comercio justo.
“Este año nuestra producción de miel va a ser un poco más mediocre por diversos problemas locales, pero en 2011 creció casi 70 por ciento en volumen respecto de 2010, y los valores también subieron”, declaró González.
El productor explicó que el comercio justo tiene “múltiples ventajas” para su sector. Argentina se ubica entre los primeros productores y exportadores mundiales de miel junto con países grandes como China y Estados Unidos.
“El apícola es en general un sector muy competitivo, complicado, con mucha informalidad (laboral), y al pequeño productor se lo avasalla, por eso las condiciones del comercio justo nos benefician”, remarcó.
El comercio justo es una forma alternativa y sustentable de comercio, en la cual los productores pequeños, asociados en cooperativas o en empresas con responsabilidad social, certifican las condiciones bajo las cuales elaboran sus productos.
Tienen que cumplir con normas tales como una remuneración adecuada de sus socios o empleados, condiciones dignas de trabajo, y requisitos ambientales como el uso racional del agua o de los plaguicidas.
La certificación es otorgada por la organización Fair Trade International (Comercio Justo Internacional), a partir de una serie de auditorías. Entonces se abre la puerta a un mercado específico de consumidores comprometidos con esta filosofía.
“Esto surge en países desarrollados como una forma de cooperación”, dijo a IPS el ingeniero agrónomo Mariano Salerno, de la Fundación Fortalecer, un organismo que brinda capacitación y asistencia financiera a productores de comercio justo.
“En lugar de otorgar subsidios, los consumidores conscientes de países desarrollados, con buen poder adquisitivo, reconocen el valor de esa certificación y entran al circuito asegurando la demanda”, añadió.
Para Salerno, esta demanda es muy estable porque se basa en relaciones cercanas y duraderas. “En los últimos informes vemos que el comercio justo crece más lento que como lo venía haciendo, pero crece y se sostiene porque es un nicho específico”, dijo.
El ingeniero recordó, además, que para obtener la certificación, las decisiones de la cooperativa o la asociación de productores tienen que ser tomadas en forma participativa y democrática, y también se exigen requisitos ambientales.
“Debe haber un uso mínimo de agroquímicos y un adecuado tratamiento de los residuos entre otras variables que se auditan”, remarcó. Pero la tarea rinde frutos. “En el circuito de comercio justo, la producción es más lucrativa”, aseguró.
Con el respaldo de la fundación, que desarrolla desde comienzos de 2010 un programa financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Multilateral de Inversiones, Argentina vive un gran auge del sector.
Actualmente hay 19 organizaciones de productores que tienen certificación para exportar y hay otros cuatro en proceso de integrarse. Hasta el momento, unos 583 productores y trabajadores rurales se beneficiaron de este programa.
De acuerdo a un informe de Fortalecer difundido el último día de enero, Argentina ya exporta té, uva, miel y arándanos a través de canales de comercio justo. También está en proceso de certificar manzanas, naranjas, mandarinas y peras a partir de este año.
Ese incremento de los bienes exportables certificados de comercio justo permitirá al sector crecer 40 por ciento en 2012, vaticina la Fundación. Pero, además, destaca que avanza también el reconocimiento de múltiples productos de comercio justo para el mercado local.
Son bienes que no cumplen con los requisitos de exportación, pero sí con los criterios de sustentabilidad ambiental y social. Para ellos, Fortalecer creó una certificación exclusiva para el mercado interno.
Este reconocimiento también depara ventajas para los pequeños productores de dulces, conservas, quesos, vinos, aceite de oliva y miel que se organizan en cooperativas, adquieren la capacitación y empujan la expansión del mercado interno.
Entre las ventajas del comercio justo, González mencionó el precio diferencial que se obtiene mediante una “prima social”. Es un monto de cinco a 15 por ciento del valor del producto, que se paga para que el productor reinvierta en su negocio.
Señaló también ventajas financieras, el trato equitativo y justo en toda la cadena de comercialización, la estabilidad de la demanda y la metodología participativa y democrática dentro de la cooperativa, que exige la certificación. (FIN /IPS/mv/eg/la sl ar if pr lb co sc/ 12)(FIN/2012)
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