Aparición de viejas y nuevas enfermedades amenaza a todos los países
Organismos de EE.UU. colaboran para vigilar la propagación de contagios
Washington – En los días anteriores a los viajes a grandes velocidades
y el comercio internacional, una enfermedad que aparecía en un país se
quedaba, por lo general, en ese país. Hoy, los virus son trotamundos que transportan, por ejemplo, la fiebre amarilla en África subsahariana a la Península Arábiga, y el virus del Nilo Occidental a Idaho y Colorado, en Estados Unidos.
Los mosquitos transportan muchos virus que llegan a un país en avión o
en contenedores de carga marítima. El ingreso de insectos no puede ser
contenido por completo, pero los científicos del Centro de Entomología
Médica, Agrícola y Veterinaria, que es parte del Servicio de
Investigaciones Agrícolas del Departamento de Agricultura de Estados
Unidos, trabajan en este país y en el extranjero para mantener fuera de Estados Unidos la fiebre amarilla y otras enfermedades.
En lo que toca a la fiebre amarilla -enfermedad viral relacionada con
las lluvias intensas, que afecta a las vacas, ovejas, cabras y camellos, y que tiene para los seres humanos una tasa de mortalidad del 1 por ciento-,la enfermedad empieza en el África subsahariana, dijo Kenneth Linthicum,director del centro, en una entrevista reciente con el Servicio Noticioso.
“Si podemos detectar que en alguna parte de África ocurre un brote”,
señaló, “hay cosas que podemos hacer para ayudar a ese país a aumentar
sus actividades de vigilancia y ayudarlos a llevar a cabo sus propias
observaciones – y, también, a ayudarse a sí mismos aquí”.
VIGILANCIA DE LOS MOSQUITOS
Junto con el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA y el
Sistema de Vigilancia y Respuesta a Infecciones Mundiales Emergentes del Departamento de Defensa de Estados Unidos, el centro participa en un programa que utiliza medidas tomadas por satélites que observan la lluvia y la vegetación, con el fin de trazar mapas de las zonas de riesgo en África subsahariana y la Península Arábiga, y ofrecer avisos sobre los brotes.
“La fiebre amarilla es nuestro principal modelo de investigaciones,
pero también trabajamos con otras enfermedades”, explicó Linthicum.
“Trabajamos primordialmente con los insectos que transmiten esas enfermedades, de modo que buscamos claves que nos digan cuándo aumentan esas poblaciones de mosquitos”.
Otro aspecto de la investigación implica la vigilancia en los puertos
de embarque en busca de mosquitos exóticos que llegan al país y la
recolección para estudiarlos. El programa de investigación ayudará a los científicos a comprender cómo coleccionar mosquitos de modo más eficiente.
TRANSMISIÓN DE LA ENFERMEDAD
Los mosquitos exóticos pueden hacer algo más en un nuevo país, lo cual
causará enfermedades: pueden convertirse en epidémicos (al
establecerse) en
un lugar específico.
“El virus del Nilo Occidental llegó a Nueva York en 1999”, explicó
Linthicum. “En el plazo de cuatro años atravesó el país y todavía causa problemas”. El virus causa una enfermedad grave en una de cada 150 personas, y esa persona experimenta fiebre alta, dolor de cabeza,
rigidez del cuello, estupor, desorientación, coma, temblores y convulsiones.
Algunos efectos neurológicos pueden ser permanentes.
La causa de la propagación fue un mosquito llamado culex tarsalis, que
resultó ser un transmisor muy bueno del virus del Nilo Occidental,
señaló,“aún cuando nunca había conocido antes el virus del Nilo Occidental.
Las investigaciones revelan que varios mosquitos de Estados Unidos podrían transmitir la fiebre amarilla.
Algo similar ocurrió en el 2000 en la Península Arábiga, cuando la
fiebre amarilla “brotó súbitamente a lo largo del Mar Rojo y afectó allí a un gran número de animales y personas. Ahora mismo tratamos de seguirlo”, agregó, y es posible que la enfermedad pueda convertirse allí en endémica.
En Estados Unidos, añadió, la fiebre amarilla podría establecerse en
una de las poblaciones de mosquitos que la albergan y,simultáneamente, en ciervos u otros animales silvestres. Si eso ocurriera, dijo, “sería muy difícil, si no imposible, hacer algo con ella”.
VACUNAS CONTRA EL DENGUE Y LA MALARIA
La otra cara de la vigilancia de las enfermedades es la prevención y el Departamento de Defensa de Estados Unidos trabaja en el desarrollo de vacunas contra una gama de enfermedades virales y parasitarias, entre ellas la malaria, que mata a más de un millón de personas cada año.
El dengue, que infecta a más de un millón personas al año, es “una de
las mayores amenazas de salud pública y militares”, según el coronel doctor Gray Heppner, director del desarrollo de la vacuna contra la malaria en el Instituto Walter Reed de Investigaciones del Ejército.
Llamada en alguna ocasión la “fiebre rompehuesos” debido al intenso
dolor en articulaciones y músculos que puede causar, el dengue es endémico en más de 100 países de África, las Américas, el Mediterráneo Oriental, el Sudeste de Asia y el Pacífico Occidental. No se dispone de ningún tratamiento ni vacuna específicos.
Pero el Ejército de Estados Unidos, dijo Heppner, ha desarrollado una
vacuna contra el dengue en colaboración con la empresa farmacéutica
GlaxoSmithKline, la cual pasa ahora en Tailandia por la fase II de los
ensayos clínicos. En los ensayos de la fase II se le administra
tratamiento a un grupo grande de personas para ver si es eficaz y para evaluar su innocuidad.
Par contrarrestar una infección severa con malaria, el Ejército
desarrolló y está evaluando en Kenia una droga intravenosa llamada artesunato, para reemplazar la quinidina intravenosa. La quinidina, el único fármaco aprobado por la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) de Estados Unidos para los casos graves de malaria, tiene efectos secundarios serios y su disponibilidad es limitada.
La aprobación de la FDA, que el Ejército estima tendrá lugar a
principios del 2008, hará que el fármaco esté disponible en Estados Unidos y aumentará su empleo en todo el mundo.
El Ejército también colaboró en el desarrollo de la RTS,S, candidata de la compañía GlaxoSmithKline como vacuna contra la malaria, la cual redujo la malaria grave en un 48 por ciento durante más de 18 meses entre los niños de Mozambique. La vacuna se evalúa ahora en Gabón, Ghana, Kenia y Tanzania.
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