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Ciudad Acuña, Coahuila, México | 22 de Diciembre del 2024

Aniversario del natalicio del escritor mexicano Alfonso Reyes Ochoa

-Alfonso Reyes Ochoa (Monterrey, 17 de mayo de 1889 - México, D.F., 27 de diciembre de 1959) fue un poeta, ensayista, narrador, diplomático y pensador mexicano. Se le conoce también como «el regiomontano universal.

Alfonso Reyes fue el noveno de los doce hijos del general Bernardo Reyes y de doña Aurelia Ochoa. Su padre ocupó importantes cargos durante los gobiernos de Porfirio Díaz (fue gobernador del estado de Nuevo León y Secretario de Guerra y Marina).

Alfonso Reyes, escritor mexicano

Alfonso Reyes, escritor mexicano

Alfonso Reyes realizó sus primeros estudios en colegios de Monterrey, en el Liceo Francés de México, en el Colegio Civil de Monterrey, y posteriormente en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, que tiempo después sería la Facultad de Derecho en la ciudad de México, en donde el 16 de julio de 1913 se graduó de abogado.

En 1909 fundó, con otros escritores, el “Ateneo de la Juventud”, donde Pedro Henríquez Ureña, Antonio Caso y José Vasconcelos Calderón, entre otros intelectuales, se organizaron para leer y discutir a los clásicos griegos, acuñar agudas reflexiones sobre la literatura y la filosofía universal, y llevar a cabo una importante labor de difusión cultural. De gran relevancia fue la crítica que hicieron al positivismo y al desarrollo que tuvo en México durante el Porfiriato, mismas que provocaron una verdadera revolución cultural en el país.

En 1911, cuando tenía 21 años de edad, publicó su primer libro Cuestiones estéticas.

La Revolución mexicana de 1910 no favoreció a la familia Reyes, que tenía buenas relaciones con la dictadura porfirista. Reyes recuerda que escribía en su cuarto de la ciudad de México con una carabina Winchester cargada y cerca de su escritorio; de vez en cuando la miraba, preguntándose si tendría que usarla.

En agosto de 1912 fue nombrado secretario de la Escuela Nacional de Altos Estudios, antecedente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde impartió la cátedra de “Historia de la Lengua y Literatura Españolas”.

En 1913 su padre participó en el golpe de estado en contra del presidente Francisco I. Madero, lo que derivaría en la lucha fratricida conocida como la Decena Trágica. El general Bernardo Reyes murió el primer día de combate, en el Zócalo de la ciudad de México. Alfonso Reyes escribiría luego un poema a la memoria de esa tarde. Este hecho y la posterior participación de su hermano en el gobierno del Chacal Victoriano Huerta lo hicieron marchar a Europa en junio de ese año e incorporarse a la Legación de México en Francia, puesto que desempeñó hasta 1914.

Reyes se exilió luego en España, donde residió desde 1914 hasta 1924. Esta época
será la de su mejor período de creación y en la que se convertirá, al mismo tiempo, en gran escritor y maestro de la investigación literaria.2

En España, donde pasó apuros económicos, se consagró a la literatura y la combinó con el periodismo; trabajó en el Centro de Estudios Históricos de Madrid bajo la dirección de Don Ramón Menéndez Pidal. En 1919 fue nombrado secretario de la comisión mexicana “Francisco del Paso y Troncoso”, año en el que efectuó la versión en prosa del Cantar de mio Cid.

Varios de sus amigos lo instaron a naturalizarse español, pues así podría desempeñar un puesto en el gobierno, pero Reyes no siguió el consejo. Alguna vez se le presentó una oferta para la enseñanza, pero la rechazó. Se interesó en la estética de Benedetto Croce. Publicó numerosos ensayos sobre la poesía del Siglo de Oro español, entre los que destacan: Barroco y Góngora; además, fue uno de los primeros escritores en estudiar a sor Juana Inés de la Cruz. En España, organizó una ceremonia para honrar la memoria del poeta simbolista Stéphane Mallarmé. De 1917 son Cartones de Madrid”, su breve y magistral obra, Visión de Anáhuac, El suicida, y de 1921, El cazador. Fue colaborador de la Revista de Filología Española, de la Revista de Occidente y de la Revue Hispanique. Son notables sus trabajos sobre literatura española, sobre literatura clásica antigua y sobre estética, entre los que destacan, de esa época, Cuestiones estéticas (1911).

A partir de 1924, ya fuera de España, desarrolla una vida diplomática y social en París, Buenos Aires y Río de Janeiro. Literariamente, escribe poesía refinada y de cortesía. Traduce a Mallarmé y edita su propio correo literario: Monterrey, publicado a partir de 1930. Se cartea con amigos dispersos de todo el mundo y dicta discursos, conferencias y contribuye en homenajes y reuniones culturales.

Publica, entre otros, Cuestiones gongorinas (1927), Capítulos de literatura española (1939-1945), Discurso por Virgilio (1931). De su obra poética, que revela un profundo conocimiento de los recursos formales, destacan Ifigenia cruel (1924), Pausa (1926), 5 casi sonetos (1931), Otra voz (1936) y Cantata en la tumba de Federico García Lorca (1937).

Dejó asimismo una valiosa obra como traductor (Laurence Sterne, G. K. Chesterton, Anton Chéjov) y como editor (Ruiz de Alarcón, Poema del Cid, Lope de Vega, Gracián, Arcipreste de Hita, Quevedo).

Una vez asentados los vientos de la Revolución, la fama de Reyes en Europa llega a México y el gobierno lo incorpora al servicio diplomático.

De 1920 a 1939 desempeñó diversos puestos dentro del servicio diplomático mexicano. Primero, en junio de 1920, fue nombrado segundo secretario de la Legación de México en España. Luego, encargado de negocios en España (de 1922 a 1924), ministro en Francia (de 1924 a 1927) y embajador en Argentina (de 1927 a 1930).

Durante su estancia en Buenos Aires, Reyes recibe una carta y auxilia a un colega diplomático, Pablo Neruda, que está atrapado y muriendo de aburrimiento en una perdida y somnífera oficina comercial en Asia. De 1936 a 1937 es titular de la Embajada en Brasil, entre 1930 y 1936.

Durante su etapa como embajador en Argentina, Reyes se relaciona con la brillante generación literaria de este país sudamericano. La amistad de Victoria Ocampo y el dominicano Pedro Henríquez Ureña lo reúne con Xul Solar, con Leopoldo Lugones, con un joven Jorge Luis Borges, y un aún más joven Adolfo Bioy Casares, además del celebrado Paul Groussac. «Groussac me enseñó a escribir», decía con humildad y con frecuencia. Por su parte, a Jorge Luis Borges «sobre todo le subyugaba el refinado y seductor estilo literario del escritor mexicano»;3 tal era la admiración de Borges por él (Reyes era diez años mayor), que llegó a considerarlo «el mejor prosista de lengua española en cualquier época»,4 y en su recuerdo escribió el poema «In memoriam».5 Los libros de escritores mexicanos van del Anáhuac al Río de la Plata, y en sentido inverso van los textos de autores argentinos.

En abril de 1939 preside la Casa de España en México, una institución fundada principalmente por refugiados de la Guerra Civil Española y que después se convertiría en el prestigiado Colegio de México. El 19 de abril de 1940 fue nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, contraparte correspondiente de la Real Academia Española, ocupó la silla XVII y fue director de 1957 a 1959.6 Fue catedrático y fundador de El Colegio Nacional.

En 1945 obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Literatura y Lingüística en México.7 De 1924 a 1939 se convirtió en una figura esencial del continente hispánico de las letras, como atestigua el propio Jorge Luis Borges. Es poco conocido el hecho de que el gran escritor argentino consideraba a Alfonso Reyes “el mejor prosista de habla hispana de todos los tiempos”. Es el principal animador de la investigación literaria en México, y uno de los mejores críticos y ensayistas en lengua castellana.

En 1949, Gabriela Mistral “lanza” la candidatura de Reyes para que se le otorgue el Premio Nobel de Literatura, pero el movimiento nacionalista mexicano, muy fuerte en ese momento, “obstruye” la candidatura pues, para su gusto, Reyes escribe mucho de los griegos y muy poco de los aztecas.

En 1951 Reyes sufre un infarto y es atendido por el famoso cardiólogo mexicano Ignacio Chávez.

En 1958 fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad La Sorbona (en francés La Sorbonne) de Francia, y en ese mismo año viaja en automóvil de la ciudad de México a Estados Unidos, para recibir el doctorado honoris causa de la Universidad de California en Berkeley. Las minifaldas que ve en un establecimiento de comida rápida en California le encantan: “Aquí las chicas sirven comida usando patines y con los muslos al aire, como en la Creta minoica”, escribe en su diario. En 27 de diciembre de 1959 fallece en la ciudad de México, víctima de una afección cardíaca. Fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres8

El Fondo de Cultura Económica ha publicado los 27 volúmenes de sus Obras completas, de cuyos tomos el mismo autor trazó el plan de publicación y que estuvieron a su cargo editorialmente, hasta su muerte, cuando pasaron a estar a cargo de José Luis Martínez. Alfonso Reyes es un escritor clásico, formalista, comedido, el perfecto tipo apolíneo de Nietzsche.

Etiquetas: Alfonso Reyes, México


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