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Ciudad Acuña, Coahuila, México | 22 de Diciembre del 2024

2012 la obsesión por el tiempo: Las Profecías mayas

Por Jorge Luis Sáenz saenz10@hotmail.com INAH reportajes “El mundo de odio y materialismo terminará el sábado 22 de diciembre del año 2012 y con ello el final del miedo, en este día la humanidad tendrá que escoger entre desaparecer como especie pensante que amenaza con destruir el planeta o evolucionar hacia la integración armónica con todo el universo, comprendiendo y tomando conciencia de que todo está vivo y que somos parte de ese todo y que podemos existir en una nueva era de luz”.

Reza la Primera Profecía Maya, tomada de la página www.profecias-mayas.com, que no se preocupa por citar la fuente. Es sorprendente la supuesta precisión con que los mayas pronosticaron el colapso de los habitantes del convulso mundo globalizado. Sólo con poner en el buscador de Internet “Profecía mayas 2012”, saltan más de 1 millón de resultados, con más de 1800 libros en circulación sobre el particular, sin contar las innúmeras menciones en televisión, algunas películas, uno se siente intimidado… Sólo faltan 385 días para el fatídico 21 (23) de diciembre de 2012… y contando.

¿Verdad o fantasía? ¿Estamos ante el fin de la civilización? ¿Llegará el tan anunciado Apocalipsis? Con estas preguntas en mente me dirigí al coloquio “Año 2012”, organizado por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), en busca de respuestas.

La selección de los participantes no podía ser mejor, todos especialistas en arqueoastronomía del México prehispánico: el doctor en astrofísica Jesús Galindo Trejo, el arqueólogo Stanislaw Iwaniszewski; Arnold Lebeuf, catedrático de la Universidad de Cracovia, y el estudioso del calendario maya Isidro Jaimes.

También se entrevistó al maestro Alfonso Arellano Hernández, quien tradujo la estela 6 del sitio arqueológico El Tortuguero (Tabasco), único monumento maya donde aparece la supuesta fecha del fin de los tiempos: 21-23 de diciembre, de 2012.

“No se preocupen, los mayas no predijeron el fin del mundo en el año 2012. Lo que va a suceder en diciembre de 2012 es solamente el fin de un periodo, el mundo no se acaba, el mundo sigue, termina un ciclo y comienza otro”, asegura el organizador del coloquio Stanislaw Iwaniszewski, especialista en arqueoastronomía.

Para este estudioso, los presagios de catástrofes y diluvios, asociadas a la escritura y construcciones de los antiguos mayas comenzó con la llegada de los evangelizadores españoles al Nuevo Mundo, en los siglos XVI y XVII, que interpretaron las tradiciones mayas en términos bíblicos.

Ya en el siglo XIX, los primeros exploradores europeos y estadounidenses de las ciudades mayas tenían la idea romántica de que el arqueólogo era una especie de héroe que devolvía a la humanidad una civilización perdida.

Para Iwaniszewski gran parte del embrollo con el supuesto fin del mundo es que los mayas inventaron, arbitrariamente, la llamada “fecha Era” o inicio de la cuenta larga, la cual fijaron en la fecha 13.0.0.0.0 4 Ajaw 8 Kumk´u, que equivale al 11 de agosto del año 3114 a.C.

Ahora, al cerrarse el ciclo de 13 baktunes, es decir, 5,125 años (trópicos+173.73 días), o bien, un millón 872 mil días, arribamos a la fecha 13.0.0.0.0. 4 Ajaw 3 Kank´in, que corresponde al 21 de diciembre del año 2012.

Añade que los astrónomos occidentales, en el siglo XVII, actuaron de la misma manera que los astrónomos mayas al asignar para el inicio del mundo, según la Biblia, una fecha arbitrariamente escogida: 27 de septiembre del 4,713 a.C., día de inicio del calendario Juliano.

Las escrituras mayas –recalca el investigador– no hablan de ninguna catástrofe, de Apocalipsis o del fin del mundo, esa es una lectura europea. Simplemente se tomó este periodo de 5125 años (13 baktunes), como inicio y fin de una era, aunque los mayas tampoco dicen eso.

–Entonces ¿cómo se llegó a la paranoia del 2012?
– Actualmente hay como mil 800 libros circulando sobre el tema, muchos son traducciones en todos los idiomas, también hay películas y documentales; no obstante sólo dos o tres valen la pena, lo demás es especulación, mercadotecnia. Ruido mediático, no hay ninguna coincidencia.

Los mayas heredaron de los olmecas, de los zapotecas o de los mixe-zoques los sistemas para contar el tiempo. Al observar los astros, desarrollaron la idea de ciclos menores, dentro de ciclos mayores de tiempo. Por ejemplo, en la época clásica, en Chichén Itzá, desarrollaron la idea de que una vez que concluía un periodo de 13 baktunes (5125 años) tenían que mudarse a otra ciudad.

El profesor de postgrado en el ENAH añade que los mayas concibieron ciclos mayores a 13 baktunes, los cuales van antes de la “fecha era” y también después de nuestro 2012. “Podría citar la estela 1 de Cobá, que abarca 20 periodos de 13 baktunes, que es una cifra astronómica, algo mayor a la edad del Universo. Estos cómputos numéricos servían a los gobernantes como un instrumento político-religioso y también filosófico. Los reyes y sacerdotes, con estos cálculos, querían demostrar que ellos eran los dueños de estos ciclos, que dominaban temporalmente el desarrollo de la humanidad”.

La estela 6 de El Tortuguero

Enclavado en la selva baja de Tabasco, se halla el sitio arqueológico de El Tortuguero. Allí fue descubierta la llamada estela 6 (de un grupo no mayor de 12), el único lugar donde se encuentra escrita la fecha 13.0.0.0.0. 4 Ajaw 3 Kank´in, que corresponde al 21 de diciembre del año 2012. La estela, a la que le faltan algunos fragmentos, se encuentra en el Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer, en Villahermosa.

El historiador Alfonso Arellano Hernández, del Centro de Estudios Mayas de la UNAM y profesor de la ENAH, fue la primera persona que leyó, tradujo e interpretó no sólo el contenido de la estela 6, sino de toda la epigrafía del sitio arqueológico, en 1987.

En la primera Mesa de Palenque, a principio de los años 90, Arellano Hernández dio a conocer el contenido de la estela 6. No obstante, publicó sus hallazgos hasta 2006 (Tortuguero: una historia rescatada, Centro de Estudios Mayas, Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM).

–¿La estela 6 habla del fin del mundo?
–Jajaja, ¡nooo! Lo más importante que narra es la biografía de un gobernante, Ahpo Bahlum, ahau o señor de El Tortuguero, quien era primo de Pakal II, señor de Palenque. Por esa razón, este sitio fue un centro ceremonial, administrativo y punto estratégico para el sometimiento de las ciudades circunvecinas gracias al apoyo de Palenque.

El texto –explica– celebra los 25 años en el trono cumplidos por Ahpo Bahlum (accedió al gobierno en 644 d.C.), al igual que la proyección a un futuro lejano para el propio gobernante: 1344 años contados desde 669 d.C., lo cual llega al día 23 de diciembre de 2012, fecha vinculada con el solsticio de invierno. Como en toda fecha maya, se hacían augurios y pronósticos: en este caso, el dios Bolón Yokté’ –quien creó el tiempo y el espacio de acuerdo con el Chilam Balam de Chumayel, al caminar– descenderá “en” el cielo (no “del” cielo), tal vez como gobernante (a juzgar por ejemplos similares).

–Cómo pasamos de la vida de un soberano al “fin del mundo”?
–Todas las culturas humanas tienen en su tradición narraciones catastróficas, esto es por el temor a la muerte. Lo que pasó con la estela 6 es que su lectura se ha escindido, tomando sólo una parte e ignorando el resto de lo escrito en ella, ignorando también el contexto del sitio arqueológico y su historia.

Los mayas del siglo VII “conciben una muy larga serie de renovaciones periódicas y necesarias para que el universo continúe existiendo. Desde luego, ningún texto maya alude a tan temido #fin del mundo#, como alega multitud de personajes, casi todos charlatanes, que explota la ignorancia y la ingenuidad. Ni los diecisiete libros llamados del Chilam Balam, ni el Popol Vuh, ni los títulos ni probanzas de méritos y servicios escritos a partir del siglo XVI dan cuenta de semejante disparate”.
–La polémica, cierta o no, arrastra ya a la comunidad científica.
–Se han levantado incontables discusiones bizantinas de las que no escapan ni los investigadores especializados. No obstante, encuentro un mal planteamiento: El final de la cuenta larga no es el fin del mundo, es el inicio de un nuevo momento. El mundo no se acaba, es el tiempo el que se gastó y se tiene que renovar. Tiene que empezar de nuevo la cuenta larga.

“Ya pasamos el final del milenio, aunque hicimos mal la cuenta. Ahora estamos discutiendo 2012, pero falta el 2027 y ninguno de los colegas lo ha mencionado… Es buscarle tres pies al gato, que no está mal, pero de repente se nos va de las manos, le hemos dado una importancia desmesurada en términos científicos, cuando los gobernantes mayas estaban más preocupadas por decir voy a cumplir años en el trono y quiero que los dioses me den su beneplácito”, concluye el epigrafista maya.

No se ponen de acuerdo

Independientemente de la complejidad y erudición de los cálculos matemáticos y astronómicos realizados por los especialistas, lo que salta a la vista es que la fecha del 21-23 de diciembre de 2012, todavía está a discusión. En parte debido a la complejidad de los calendarios utilizados por los antiguos mayas, por los menos dos: uno de 260 días y otro de 360 días (más 5 días “aciagos”), en parte porque las correlaciones (equivalencias) con los calendarios occidentales (Juliano, Gregoriano, GTM), aún son debatibles.

Arnold Lebeuf, quien ha realizado investigaciones en el observatorio de Xochicalco, abordó las semejanzas y diferencias entre la “cuenta larga” (de 5200 años) de los antiguos mayas con el calendario de los aztecas y la leyenda del Quinto Sol. El especialista de la Universidad de Cracovia destacó que el cómputo realizado por los aztecas para la finalización del Quinto Sol, que comenzó en el año 1040 d.C., terminará, por un terremoto, en 2080, por lo que no hay que preocuparse.

Dijo que los aztecas hicieron un manejo político del calendario, y de la predicción de los eclipses: “Los aztecas crearon el Quinto Sol para sí mismos como la esencia de los tiempos. Fabricaron artificialmente un reino de 1040 años, que no podría ser eclipsado”.

Por su parte, el doctor Jesús Galindo presentó sus investigaciones de la pintura mural de Mayapán, donde está tratando de probar que los frescos donde aparece un gran disco solar amarillo con rayos rojos, custodiado a ambos lados por un personaje que sostiene en las manos una especie de lanza, registran el paso de Venus sobre el astro, un fenómeno que podría ser visible cada 107 años, durante un periodo corto de 8 años.

También Galindo ha realizado un complejo cómputo de la “cuenta larga” de los antiguos mayas, relacionándola con la observación del tránsito de Venus frente al disco solar. Esta propuesta supone que los 13 baktunes se completarán al ocurrir el próximo tránsito de Venus frente al sol, en abril y septiembre de 2013, de modo que se tendría una nueva correlación calendárica.

Por esta razón, el especialista planea “observar a simple vista el fenómeno de Venus en abril de 2013 en Mayapán. Es la última oportunidad, después tendríamos que esperar 107 años”, dijo.

Para Galindo las especulaciones sobre el fin del mundo “son una locura”, en razón de que nuestro planeta, desde el punto de vista astronómico, es insignificante en relación con el Universo. Los científicos debemos divulgar que la civilización maya vivió obsesionada por el tiempo, lo cual quedó pasmado en la escritura y escultura (estelas), en la cerámica, la pintura mural y las edificaciones (pirámides y observatorios).

Antecedentes catastróficos

Los primeros cálculos calendáricos y astronómicos de los mayas salieron a la luz con el descubrimiento del Códice de Dresde, por Ernest Förstermann, bibliotecario de la Real Biblioteca Sajona, quien casi desentrañó el calendario completo de los mayas, además encontró que su sistema de números era vigesimal y que tuvieron una “cuenta larga”, para la cual se computaban los días transcurridos desde el punto “cero” del calendario en el milenio cuatro antes del comienzo de nuestra Era.

Basado en fotos, tomadas por Teobert Maler y Alfred Maudlay por los años 1900, Joseph Goodman logró correlacionar la “fecha cero” del calendario maya con la fecha cero del nuestro, así se pudieron convertir las fechas mayas al día exacto de nuestro calendario, aclara el libro Mundo Maya(Cholsamaj-Fodigua, Guatemala, 2001).

Ya en el siglo XX exploradores, como Sylvanus Morley y su alumno John Eric Sydney Thompson, hicieron grandes aportes a la comprensión del calendario maya, éste último escribió el libro nodal Maya Hieroglyphic Writing (1950), que se ocupa del calendario más que de la escritura.

El libro The ancient Maya, en 1946, habla ya de cataclismo y diluvio. La astrónoma Maud Makemson, en 1951, tradujo el Chilam Balam de Tizimin, donde aparecen las profecías relacionadas con las cuentas katúnicas (periodos de 7,200 días), cuando suceden ciertos cataclismos. Ella relacionó la fecha 13.0.0.0.0 4 ajaw 3 kank´in (21 de diciembre de 2012) con las profecías del fin del mundo.

En 1966, vendría Michael Coe, quien calcula la fecha del fin del mundo, pero la calcula mal: 24 de diciembre de 2011. Porque no contó el año “cero”, antes de Cristo y después de Cristo, falta un año. Además relaciona las leyendas mexicas del Quinto Sol, que pronostica su fin con un terremoto.

La interpretación más importante la han dado investigadores influidos por las ideas New Age, y del chamanismo del Mircea Eliade. En este terreno destaca Linda Schele, de la llamada Escuela de Texas, como libros como Una selva de Reyes y El Cosmos maya, ambos traducidos y publicados por el FCE.

Schele y sus seguidores desarrollan la teoría que de la realeza divina maya basaba su poder en sus capacidades chamánicas. Proponen que el rey-chamán hacía ceremonias públicas convirtiendo su cuerpo en un árbol del mundo o axis mundo (eje del mundo).

Finalmente, en los años 80, José Argüelles, identifica el año 2012 con la renovación espiritual y señala que los hombres recibieron conocimiento del sistema de los extraterrestres y propone que la tierra recibirá un rayo de energía, que saldrá del centro de la Vía Láctea. Después de esto surgió una avalancha de textos sobre el 2012.

La posición científica

Ante la gran cantidad de supuestos “expertos” e “investigadores” que predicen el alineamiento del sol y varios planetas de nuestro sistema solar, también la llegada de un rayo cósmico proveniente del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, así como un cambio en la consciencia universal, la comunidad científica ha reaccionado explicando qué sí y qué no dijeron los mayas del periodo clásico. La prestigiosa revista Arqueología Mexicana dedicó su número 103 al particular, de donde extraemos algunas opiniones.

Distinguido en astronomía, antropología y estudios nativos de la Universidad de Colgate, el profesor Anthony Aveni apunta que, desde el punto de vista astronómico, hay poca evidencia de que los antiguos mayas consideraran importante la Vía Láctea. Cuando se refieren a ella la perciben como un sendero. Considerarla como un árbol, a pesar de cuanto se diga, aparece solamente en la etnografía contemporánea.

En segundo lugar, el autor del libro The End of Time: The Maya Mystery of 2012, agrega que la Vía Láctea es una banda ancha, luminosa y lejana que envuelve a la Tierra; poco se parece a su representación en los mapas computarizados que con demasiada frecuencia usan los profetas contemporáneos para especular sobre lo que contemplaban en el cielo los antiguos sabios mayas.

¿Predijeron los profetas mayas el fin del mundo en 2012? El especialista Nikolai Grube, Profesor catedrático de la Universidad de Bonn, ataja “no hay ninguna profecía sobre el fin del mundo en el año 2012 en los códices mayas. En ningún lugar de los tres códices mayas los epigrafistas han encontrado señales de profecías apocalípticas relacionadas con una fecha concreta. Cualquiera que revise los códices mayas en la búsqueda de evidencia para las profecías apocalípticas, como sugieren los seguidores del ámbito esotérico, se desilusionará”.

Acota que en la página 74 del Códice de Dresde hay una posible referencia a la destrucción del mundo por inundación, por esa razón “nuestra afirmación inicial de que la fecha 2012 en los códices no desempeña ningún papel no debe llevarnos a asumir que el asunto de las profecías sea irrelevante en los códices mayas en general. Casi todas las secciones de los tres códices mayas se dedican a la previsión del futuro. Los códices mayas tienen mucho en común con los oráculos del Antiguo Oriente o de los griegos, en los que la profecía no se distinguía de la adivinación”.

Etiquetas: 2012, fin del mundo, profecias Mayas


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