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Territorio de Coahuila y Texas

Ciudad Acuña, Coahuila, México | 11 de Marzo del 2025

Independencia de Texas

La guerra de la Independencia de Texas, tuvo lugar entre el 2 de octubre de 1835 y el 21 de abril de 1836. Las partes en conflicto fueron México y la provincia de Texas, perteneciente jurídicamente por aquel entonces al estado de Coahuila y Texas, y algunas partes de los Estados Unidos de América.

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Los problemas entre el gobierno mexicano y los colonos angloparlantes en Texas comenzaron con la migración intensiva de los estados vecinos esclavistas (México había abolido la esclavitud), principalmente de Misisipi, Alabama y Tennessee, que para 1830, ya había duplicado su población con mayoría estadounidenses. Rápidamente, las fuerzas texanas tomaron La Bahía y San Antonio Béjar, aunque pocos meses después serían derrotadas.

Después de algunas victorias mexicanas, la guerra terminó inesperadamente con la batalla de San Jacinto, a más de 300 kilómetros de la actual ciudad de San Antonio. En ese lugar, el general Samuel Houston condujo a los rebeldes tejanos y a los voluntarios estadounidenses a una decisiva victoria contra tropas mexicanas, al mando de Antonio López de Santa Anna, capturado tras la batalla. Tras la conclusión de la guerra, Texas se unió en 1845 a los Estados Unidos de América, y las reclamaciones de ambas partes no quedarian finiquitadas hasta la guerra entre los Estados Unidos y México, que se prolongaría entre 1846 y 1848

El conflicto

Los planes de Austin para la colonización fueron diseñados de acuerdo con las leyes vigentes en México. El inicio de las revueltas antinapoleónicas en México por parte del cura Miguel Hidalgo y Costilla, en 1810, dio inicio a once años de guerra que se convertirían en la lucha por la independencia a raíz de la Declaración de Independencia del 6 de noviembre de 1813. El territorio de Texas quedó enmarcado en la provincia de Coahuila y Texas, con capital en Saltillo, muchos kilómetros al sur de la antigua capital tejana San Antonio Béjar.

Comienza la guerra

La insurrección contra Santa Anna comenzó cuando el estado de Zacatecas, a la sazón convertido en departamento, se lanzó contra el gobierno centralista en 1835, enarbolando como bandera el liberalismo. La insurrección fue reprimida brutalmente y los civiles fueron masacrados por cientos.
La guerra de Texas

Hacia 1835 cuando muchos estaban decididos a insurreccionarse, los texanos debatían informalmente el tema. En julio de 1835, Austin fue puesto en libertad, pues no se le comprobó participación alguna en la rebelión, y llegó a Texas en agosto. La gota que derramó el vaso fue el asesinato de un colono a manos de un soldado mexicano. Tras una pequeña consulta, la provincia de Texas decidió levantarse en armas contra el gobierno de México.

Victorias de los texanos

Antes de la consulta, y de acuerdo con el llamado nacional de Santa Anna al desarme de los ejércitos estatales, el coronel Domingo Ugartechea, destacado en San Antonio Béjar, ordenó a los texanos devolver un cañón que fue entregado por el gobierno de México para la guerra, y que se localizaba en la población de González. Ante la negativa de los texanos, Ugartechea mandó entonces al teniente Francisco Castañeda con cien dragones a recuperar la pieza de artillería. Esta batalla fue ganada por los texanos, que incluso llegaron a urgir a Castañeda a unirse a la sedición. Los texanos atacaron, y Castañeda decidió volver a San Antonio Béjar con los dragones.

El siguiente enfrentamiento entre mexicanos y texanos, con victoria para los segundos, fue la batalla de Concepción. A continuación, los texanos capturaron San Antonio Béjar, que era defendida por el general Cos. Cuando Austin dio la orden a sus milicianos de esperar y atacar el ejército de Cos, a un tiempo, diseñaban la estrategia de ataque, pero también se preguntaban cuál era la causa por la que combatían a las fuerzas mexicanas. Esta y otras misiones independientes restaron militantes al movimiento texano, y concluirían en un desastre en los meses siguientes.

Gobierno provisional de Texas

En González, la consulta convocada un mes antes finalmente concluyó, cuando los delegados de las colonias constituyeron un quorum significativo. Después de un debate ríspido, finalmente se instituyó un gobierno provisional que no intentaba separarse de México, sino se manifestaba en contra de los centralistas. Henry Smith fue elegido gobernador y Sam Houston fue designado comandante en jefe del Ejército Regular de Texas.

El 24 de noviembre de 1835, Austin fue elevado a general. Se celebraron elecciones y Edward Burleson se convirtió en el sucesor de Austin.

El encuentro de los dos ejércitos

Houston entendió inmediatamente que su pequeño ejército no estaba preparado para combatir al de Santa Anna. Viendo que su única elección era llevar su ejército a un terreno más favorable, Houston ordenó la retirada hacia la frontera con Estados Unidos. Más tarde, la lluvia volvió intransitables los caminos y la estación fría hizo sentir sus efectos en los dos ejércitos combatientes.

El ejército de Santa Anna, siempre tras las huellas de Houston, inició una incesante persecución. El pueblo de González no era defendido por los rebeldes, así que le prendió fuego. La misma suerte corrió la colonia de San Felipe. Lo único que impedía el avance del ejército de Santa Anna eran los caudalosos ríos, a toda su capacidad por causa de las lluvias.

La derrota de Santa Anna

El 20 de abril, ambas tropas se enfrentaron en el río San Jacinto. Santa Anna se alegraba por fin de tener frente a frente a los rebeldes, y esperaba refuerzos, Cos llegó a reforzar a Santa Anna trayendo otros 540 soldados, que se sumaban a los 1200. Impelidos por la oportunidad perdida y la indecisión de Houston (que no reforzaba la plaza), el ejército texano se lanzó al ataque. El 21 de abril por la madrugada, los texanos avanzaron, tomaron a los mexicanos por sorpresa. Horas antes del ataque, Santa Anna había ordenado descanso a su tropa, confiando en que los insurgentes no atacarían a su tropa superior en número. La batalla de San Jacinto fue el punto final y el enfrentamiento decisivo en el conflicto. Fue una batalla de 18 minutos de duración, en la que la defensa mexicana fue completamente aplastada gracias a Samuel Houston que Dirigió el ejército que derroto a Santa Anna.

Santa Anna fue capturado y llevado ante Houston, que se había fracturado el tobillo. Santa Anna accedió, bajo amenaza de muerte, a ordenar al Ejército de Operaciones (ahora al mando de Vicente Filisola, relacionado con la separación de Centroamérica del Imperio Mexicano), que pusiera fin a la campaña. Filisola, notando el estado de su hambrienta y maltrecha tropa, volvió a México, no sin las protestas de José de Urrea. El derrotado era Santa Anna, no el Ejército de Operaciones, razón por la cual Urrea se mostraba partidario de seguir la campaña. Filisola no estaba de acuerdo.

La derrota se debió a varios factores, en primer lugar la megalomanía de Santa Anna de atravesar todo el territorio desde la Ciudad de México en vez de ir por mar, lo que habría permitido llegar las tropas frescas; segundo, luego de las victorias de El Álamo y Goliad, Santa Anna creyó vencer a Samuel Houston (quien tenía solo 700 combatientes) era un «paseo militar» y su exceso de confianza en haber sido tomado por sorpresa en la batalla de San Jacinto(solo duró 18 minutos). Y tercero, luego de su captura ordenó a los mandos (Urrea, Woll, Almonte, Filisola, Ramírez y Sesma, Tolsá, Ampudia y Gaona) la retirada de los mandos más allá del río Bravo. Urrea fue el único que se negó sabiendo que eran
superiores al ejército texano.

Consecuencias

Con Santa Anna prisionero sus captores lo forzaron a firmar el Tratado de Velasco el 14 de mayo. El tratado reconocía un cese a las hostilidades y que las tropas mexicanas retrocederían hacia el sur; todo esto a cambio del respeto a la vida de Santa Anna, quien aún era el presidente de México con licencia, la cual había obtenido justamente para poder mandar estas tropas. Si bien el tratado no reconocía explícitamente la independencia, Texas de facto obtuvo su separación de la República de México
Asimismo, se pretendió devolver a Santa Anna a México con la intención de limar las asperezas con el gobierno mexicano. Su vuelta fue tomada en México como una provocación para quienes lo querían ver muerto. Los texanos lo embarcaron a Washington para que se entrevistara con el presidente de Estados Unidos, Andrew Jackson, con la orden de asegurar la independencia de Texas.

Mientras tanto, en México, Santa Anna había caído en el desprestigio y con ello, se dejaron de reconocer también los Tratados de Velasco y la autoridad de Santa Anna para firmar cualquier acuerdo o tratado en nombre de México. A partir de entonces inició la llamada Segunda Campaña de Texas que duró dos años, en la cual sólo hubo algunas escaramuzas menores, ya que el gobierno mexicano nunca pudo armar una segunda fuerza militar para que marchara al norte. Por su parte, Texas obtuvo inmediatamente el reconocimiento como país independiente por parte de los Estados Unidos y organizó su gobierno con Samul Houston en la presidencia y con el yucateco Lorenzo de Zavala como vicepresidente.

México nunca reconoció la independencia de Texas, por lo que el tema de definir alguna frontera igualmente quedó sin arreglo. Los mexicanos reconocían el límite de Texas en el río Sabina y los texanos la reconocían más al sur, en el río Grande o río Bravo.

Una de las primeras medidas de la naciente República de Texas fue restablecer la esclavitud, abolida por la Primera República Federal Mexicana en 1829.

Etiquetas: Coahuila, México, Texas, guerra


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